Admira ver como alguna empresa como Renfe, posee una potente sección sindical que les lleva a trabajar como un bloque, conseguir derechos o al menos, algo de dignidad laboral. También es confesable la envidia que puede sentirse del SATSE, el síndicato de enfermería, que con duro trabajo y firme convicción representa a su profesión allá donde pueden y les dejan. Incluso en ocasiones, estos últimos, han sido bastón de apoyo de la fisioterapia, profesión hermana que, sin embargo, sigue sin representación sindical y cuya protección parece un erial abandonado. Y es que el tan cacareado sindicato (cacareado en reuniones entre fisios, foros de internet y bravatas indignadas de alguno) sigue sin brotar espontaneamente de la nada. Nadie deposita las bases estatutarias, nadie parece querer implicarse por los demás, se debe estar más cómodo dando masajitos a poco dinero, o escribiendo un artículo como este... Y desde aquí nos preguntamos, ¿algo habrá que hacerse no?
Explorando en las catacumbas de la red, sorprende encontrarse con algún vestigio de un intento de formación de un sindicato allá por el año 2006. Una tal, Paula Martinez Bernardo, según firma ella misma, parece haber sido una voz autorizada y desde aquí prometemos buscarla y sacar alguna respuesta en claro de lo que fue aquello. Pero salvo esta información más propia de anecdotario...nada. Un seco y polvoriento desierto se extiende ante nosotros, fisioterapeutas, inútiles e indefensos ante el afán especulador sanitario, la mercantilización de la salud o nuestra propia explotación laboral. Nadie nos educa en materia de derechos y sin embargo, lo creáis o no, ¡los tenemos!
¿Por qué sucede esto? Sería la siguiente pregunta. ¿Es que los fisioterapeutas no queremos luchar por nuestros derechos? Existen muchas teorías y explicaciones más complejas a esto, que tendremos que desarrollar, pero así, a priori, hay una fundamental que nos hastía contemplar cada día. Los fisioterapeutas estamos profundamente desunidos. No es por nada en concreto, no nos llevamos mal entre nosotros, ni mucho menos. Más bien se traduce en las características habituales de esta profesión: solitaria, independiente, medio autónoma...junto con la falta de grandes comunidades fisioterapéuticas. Sólamente en los hospitales o grandes centros sanitarios pueden darse circunstancias de muchos fisioterapeutas unidos, y en el mejor de los casos es difícil que superen los 20 ejemplares. Los colegios tampoco hacen mucho por fomentar esa unión en lo laboral, la lucha es más cómoda sin alzar un gran pensamiento crítico como colectividad. Todo ello conlleva que los fisioterapeutas estemos más preocupados de la formación y los cursitos, de intentar ganar dinero con el trabajo a domicilio o de montárnoslo por nuestra cuenta, que de plantarnos de una puñetaera vez y decir bien alto y claro que por lo general, estamos muy poco valorados y todavía peor pagados.
No alzaremos más la voz (de momento) si de poco sirve. Ojalá las nuevas teconologías sirvan para conseguir lo que nunca se consiguió. Mientras tanto, seguiremos alimentando la conciencia.
Este blog ha sido un descubrimiento, muchos pensamientos sobre la profesión que identifico totalmente y que si los comentas a tus colegas de universidad parece que eres el raro, cuesta entender cómo la gente se conforma con lo que hay después de haber luchado tanto. Gracias por toda la información es bálsamo para conciencias.
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