Hay días en los que una se va a la cama pensando...¿para qué habré estudiado este carrera? No es ya la precaria situación que atravesamos, o el sentirse una profesional de muy poca valía a.k.a. fisio de mierda,o las malas salidas profesionales, el exceso de universidades privadas ofreciendo la titulación, o la imposibilidad de ascender a ningún lado por el bajo reconocimiento profesional que tenemos, siempre en comparativa con el médico...Es, más bien, que hay situaciones que parecen (o son directamente) tomaduras de pelo. Puede que para muchos,todo esto sean temas menores que se vean compensados por la gratificación que sienten al escuchar de boca de su paciente, que ha mejorado mucho y que son unos profesionales excelentes. O que ese "sentimiento vocacional de ayuda al prójimo" sea suficiente para aguantar todo tipo de injusticia sin quejarse, porque aquí todo el mundo se queja de gilipolleces o de temas menores, pero a muy pocos les escuchamos hablar a las claras de los problemas reales de esta profesión, más allá del intrusismo o las pseudociencias.
¿Otro blog sobre fisioterapia? ¡¡¡Noooo!!! Un blog para fisioterapeutas y también para pacientes, donde encontrarás todo aquello que siempre quisiste saber y nunca te atreviste a preguntar.
lunes, 30 de octubre de 2017
miércoles, 25 de octubre de 2017
7ª Frontera: Fisioterapeuta vs. Farmacología
FRONTERA COMPETENCIAL:
- Administración medicamentosa o recomendaciones farmacológicas
- Dolor
INTRUSISMO:
- 0% La farmacología persigue, por lo general, intereses bien distintos a los de la fisioterapia, aunque los fines sean los mismos. De hecho, son ciencias muchas veces enemigas.
EXTRUSISMO:
- 100% cuando el fisio se pone a jugar a los médicos
- 0% cuando el fisio aplica medicamentos para los que si está capacitado
- Administración medicamentosa o recomendaciones farmacológicas
- Dolor
INTRUSISMO:
- 0% La farmacología persigue, por lo general, intereses bien distintos a los de la fisioterapia, aunque los fines sean los mismos. De hecho, son ciencias muchas veces enemigas.
EXTRUSISMO:
- 100% cuando el fisio se pone a jugar a los médicos
- 0% cuando el fisio aplica medicamentos para los que si está capacitado
martes, 17 de octubre de 2017
La trilogía de la fascia: En un lugar de la fascia
- Encuentros en la tercera fascia
- En un lugar de la fascia
- Son los padres
En un lugar de la fascia
En un lugar de la fascia, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho que vivía un síndrome de los de banda en astillero, punto gatillo, inducción sobre tejidos, fisio místico, bloqueo y disfunción...Una camilla de mucho más fieltro que escay, sudor las más noches, duelos y quebrantos los sábados, cursos en fines de semana y nuevamente bloqueos, consumían las tres cuartas de su hacienda. El resto della concluían pijama de faena, zuecos cómodos para las técnicas, con sus kinesios de lo mesmo, y los días de entre semana, como no tenía formación, se honraba sin uniforme de lo más fino. Tenía en su séquito buen número de seguidores, pues no faltaban voluntarios que le ensillasen el rocín, a pulso ganado con los mesmos engaños. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años. Era de complexión recia, lleno de carnes, rostro barbado, gran madrugador y amigo de la fascia. Quieren decir que tenía sobrenombre de fascial o fascianante, que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben, aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llamaba fascia. Pero esto importa poco a nuestro cuento: basta que en la narración de él, no se salga un punto de verdad.
- En un lugar de la fascia
- Son los padres
En un lugar de la fascia
En un lugar de la fascia, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho que vivía un síndrome de los de banda en astillero, punto gatillo, inducción sobre tejidos, fisio místico, bloqueo y disfunción...Una camilla de mucho más fieltro que escay, sudor las más noches, duelos y quebrantos los sábados, cursos en fines de semana y nuevamente bloqueos, consumían las tres cuartas de su hacienda. El resto della concluían pijama de faena, zuecos cómodos para las técnicas, con sus kinesios de lo mesmo, y los días de entre semana, como no tenía formación, se honraba sin uniforme de lo más fino. Tenía en su séquito buen número de seguidores, pues no faltaban voluntarios que le ensillasen el rocín, a pulso ganado con los mesmos engaños. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años. Era de complexión recia, lleno de carnes, rostro barbado, gran madrugador y amigo de la fascia. Quieren decir que tenía sobrenombre de fascial o fascianante, que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben, aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llamaba fascia. Pero esto importa poco a nuestro cuento: basta que en la narración de él, no se salga un punto de verdad.
miércoles, 4 de octubre de 2017
Relatos de fisioterapia -> Fisioterapia salvaje (Capítulo 2)
Han pasado tres meses desde que mi pareja me dejó. Tres meses vividos de forma muy inquieta, mi vida ha cambiado radicalmente. Ahora vivo sólo y he aprendido a respetarme. Me sigo acordando de ella como el primer día, pero ya no la echo tanto de menos. Sólo los domingos, cuando he ido al cine, cuando he paseado por aquel lugar...En realidad si que la echo de menos, pero no quiero reconocerlo. Me joder hacerlo, porque cada una de mis lágrimas supone casi un triunfo para ella, que se fue con ese tipo. No sé si es rencor lo que me atenaza, pero no me deja pensar bien.
¿Por la espalda me preguntáis? Más o menos igual. Después de visitar a esos dos fisios e ir mejorando poco a poco, descubrí que nada había cambiado en realidad. Me despierto muchas noches con el dorso dolorido, necesito estirarme un poco y caminar a veces para que se me pase. Luego bebo agua y me acuesto. Me levanto a veces muy cansado y otras, las menos, algo mejor. El otro día un amigo me dijo que me encontraba como encorvado. Yo que sé, será el peso de la incertidumbre de no saber que hacer qué hacer. Yo quería estar con ella para siempre y no me imaginaba tener que volver a remontar de cero. ¿Cómo voy a ilusionarme yo ahora? ¿Como voy a ligar? Si yo ya he perdido hasta la práctica en eso...
¿Por la espalda me preguntáis? Más o menos igual. Después de visitar a esos dos fisios e ir mejorando poco a poco, descubrí que nada había cambiado en realidad. Me despierto muchas noches con el dorso dolorido, necesito estirarme un poco y caminar a veces para que se me pase. Luego bebo agua y me acuesto. Me levanto a veces muy cansado y otras, las menos, algo mejor. El otro día un amigo me dijo que me encontraba como encorvado. Yo que sé, será el peso de la incertidumbre de no saber que hacer qué hacer. Yo quería estar con ella para siempre y no me imaginaba tener que volver a remontar de cero. ¿Cómo voy a ilusionarme yo ahora? ¿Como voy a ligar? Si yo ya he perdido hasta la práctica en eso...
lunes, 2 de octubre de 2017
La trilogía de la fascia: Encuentros en la tercera fascia
Esta serie fascianante sobre el mundo de la fascia y sus anexos está compuesta por tres capítulos que deben ser leídos en el siguiente órden.
- Encuentros en la tercera fascia
- En un lugar de la fascia
- Son los padres
Encuentros en la tercera fascia
Recuerdo perfectamente la primera vez que tuve contacto directo con la fascia, o que, por lo menos, lo intenté. Estábamos en las prácticas de segundo curso, aquella rotación nos tocaba en un hospital de renombre. No es que hubiera mucha comunicación con la profesora que nos había tocado a mi compañera y a mi, pero era lo bastante buena como para salir del paso y obtener algo de nota de cara a la evaluación final. Como siempre, cuando nos cambiábamos en los vestuarios, comentábamos un poco la jugada del día, criticábamos más o menos con fortuna a los profesores y poco más. Nadie parecía destacar por nada, eran días un poco monótonos. Pero una mañana, cuando enfilábamos el pasillo rumbo al gimnasio, sentimos una especie de energía invisible que nos atrajo hacia la sala de...¡electroterapia! Sí sí. Los compañeros que les tocaba siempre esa rotación, solían morir del aburrimiento ante profesores que, a penas explicaban nada de la aparatología, pues de ella nada sabían. Se dedicaban a enchufar los engendros eléctricos porque sí, porque lo había dicho el médico. Doy gracias de que jamás en toda la carrera me tocara una rotación de este tipo. Sin embargo, la fisioterapeuta que estaba encerrada allí en ese sala, una tal Alicia (por ejemplo), había hecho de aquel lugar un sitio especial.
- Encuentros en la tercera fascia
- En un lugar de la fascia
- Son los padres
Encuentros en la tercera fascia
Recuerdo perfectamente la primera vez que tuve contacto directo con la fascia, o que, por lo menos, lo intenté. Estábamos en las prácticas de segundo curso, aquella rotación nos tocaba en un hospital de renombre. No es que hubiera mucha comunicación con la profesora que nos había tocado a mi compañera y a mi, pero era lo bastante buena como para salir del paso y obtener algo de nota de cara a la evaluación final. Como siempre, cuando nos cambiábamos en los vestuarios, comentábamos un poco la jugada del día, criticábamos más o menos con fortuna a los profesores y poco más. Nadie parecía destacar por nada, eran días un poco monótonos. Pero una mañana, cuando enfilábamos el pasillo rumbo al gimnasio, sentimos una especie de energía invisible que nos atrajo hacia la sala de...¡electroterapia! Sí sí. Los compañeros que les tocaba siempre esa rotación, solían morir del aburrimiento ante profesores que, a penas explicaban nada de la aparatología, pues de ella nada sabían. Se dedicaban a enchufar los engendros eléctricos porque sí, porque lo había dicho el médico. Doy gracias de que jamás en toda la carrera me tocara una rotación de este tipo. Sin embargo, la fisioterapeuta que estaba encerrada allí en ese sala, una tal Alicia (por ejemplo), había hecho de aquel lugar un sitio especial.