miércoles, 5 de junio de 2024

Diez cosas que puedes hacer con tu título de osteópatía

Ahora que los jóvenes imberbes se han atrevido a mirarle a los ojos a la osteopatía mundial y decirle: TÚ NO, parece que comienzan a caer como torres las escasas razones sin argumento que sostenían a ésta y a otras diversas prácticas de sospechoso rigor para el sentido común de las cabezas. Casi nadie se atreve a lanzar voces discordantes a estos egresados, contra sus sólidos y bien trabajados argumentos, a base de pura ciencia y nada más, y lo más habitual es encontrar ataques a sus personas, argumentación ad hominem de toda la vida, con la que intentan desprestigiar la figura de quienes valientemente ponen y ponemos (y en esto nos incluimos) voz crítica ante estas imposturas. Es muy incómodo para todo el mundo abandonar la zona de confort en la que uno vive después de muchos años, apoltronado cada uno en su puesto de trabajo como fisioterapeuta, para que lleguen unos tipos recién salidos de la universidad y os digan que lo que habéis hecho en demasía a vuestros pacientes, no tiene ni pies ni cabeza, no funciona por los argumentos que creéis o que os han explicado y que, si funciona, es por otros motivos. Puede parecer insolente, sí y posiblemente cometan mucho errores, pero el trabajo de la universidad en crear espíritu científico y crítico parece que va dando sus frutos. No hay más que eso, pero eso sienta muy mal a muchos que creían que todo valía y tenían el negocio bien montado.


Añadir aquí que no se trata de desprestigiar a nadie, ni de decir que esto es mejor o peor que aquello, se trata de reconducirnos todos a una senda más lógica, que aborde con garantías la salud de las personas. Para ello hay que asumir ciertos precios que son difíciles de asumir. Uno de ellos es comprender que la titulación de DO Osteopatía que tanta gloria dio en el pasado, ha quedado obsoleta y no sirve para gran cosa ya. Si te sacaste ésta o una titulación parecida puede que te sientas frustrado en tu interior, tanto tiempo, dinero y esfuerzo invertidos...¡para nada! ¡Qué va! Esto no es del todo cierto, seguro que en el proceso aprendiste muchas cosas. Es más, hay muchas cosas muy útiles de la osteopatía que sirven y que no habrías aprendido nunca en la carrera de fisioterapia, el problema es que tienes que empezar llamándolas por su nombre, pues lo más seguro es que SEAN FISIOTERAPIA, concretamente terapia manual, aunque no te hayas dado ni cuenta.

¿Y qué hacer ahora que tienes en tu poder un título pseudocientífico inservible más allá de su propia estética? Bien, en La Otra Fisioterapia, hemos querido ser de alguna utilidad para este asunto y hemos elaborado un decálogo de ideas que puede venirte bien a la hora de reconducir tu profesión. ¿Estás preparado? Pues comencemos.

1. NIVELAR LA PATA DE UNA MESA

A todo el mundo le ha resultado siempre muy molesto sentarse a comer en una mesa y que de pronto, una de sus patas sea mas corta. Bien por un defecto de fábrica o bien por un firme irregular, no es plato de buen gusto que la mesa se tambalee constantemente. Cuando uno de los comensales apoya un cierto peso en uno de los lados, la mesa vence en esa oscilación tan incómoda, que se repite a lo largo del almuerzo. Lo habitual suele ser alguna queja, alguna cara de circunstancias y poco más, hasta que el dueño del mueble en cuestión, se harta de la situación y lo soluciona. ¿Cómo? ¡Pues eh aquí la respuesta! Tu título, bien doblado y ajustado, puede ser la solución de continuidad a esa "falsa pierna corta" que tiene el mueble donde os sentáis a comer. ¿Acaso creías que era un mito lo de la falsa pierna corta? ¿O era falsa pierna larga? Pagar barato en el  Ikea puede tener este tipo de consecuencias, del mismo modo que cuando te atiende un osteópata no - fisioterapeuta. Quizá, mucho tiempo después, encuentres por fin sentido y utilidad a esa técnica que aprendiste y a la ubicación de tu título en un lugar de provecho.



2.  VENDERLO EN EL MERCADO NEGRO

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, una persona, de cuyo nombre tampoco, me confesó que él en realidad no era auxiliar de enfermería titulado, sino que su hermano le había falsificado el título, que era muy fácil hacerlo. Mis ojos como platos ante tal afirmación. Tras eso me comentó que también hacía falsificaciones para venderlas en el mercado negro, que así sacaba un dinero, pues se pagaban bastante bien pues eran muy parecidas, casi indistinguibles, a las originales. Si en este tipo de hechos hay negocio, ¿qué nos puede por tanto aportar la osteopatía aquí? Un buen título Denominación de Origen Protegida, Osteópata, con todos sus ROFES e historias, puede valer una pasta en ese mercado negro, igual incluso te permite recuperar con creces la inversión inicial que hiciste para conseguirlo, no ya el tiempo perdido, que eso es irreparable, pero sí de la cuantía económica. Imagina poder traspasar tu título, a precio de lingote de oro, al típico que pasaba por ahí y ahora ha decidido ser chamán de su tribu...basta con cambiar las letras del nombre y ya está. Si total, sigue habiendo tantas escuelas que equiparan la titulación tanto a fisioterapeutas bien homologados como al primer macaco que pase por la calle. El nivel de seriedad de este título no va, precisamente, en paralelo con su jugosa significancia económica.



3. MANTEL UNIPERSONAL DE DESAYUNO

Para empezar el día con energía nada mejor que un buen desayuno. Los nutricionistas serios te recomendarán una dieta sana, equilibrada, con los nutrientes indispensables para abordar las duras jornadas de trabajo como fisioterapeuta. Los nutricionistas no serios, como los osteópatas o lo del PNI, te recomendarán toda suerte de chorradas pseudocientíficas, algunas con mejor criterio que otras, pero basadas en una ciencia tan poco desarrollada y conclusiva como la nutricional. ¿Quién no considera añadir un poco de ácido málico a tu tostada del desayuno? ¿Qué hay de malo en ingerir de buena mañana cardo mariano, ortiga verde, cola de caballo, diente de león o extracto de rábano negro? Si cuanto más raro, mejor, más parece que cura, y más te lo imaginas. Y mejor para tu hígado. Sea como sea, al final siempre vas a necesitar un mantel donde no esparramar esas sale de Epson que te recomendó el osteópata, a saber para qué. ¿Y qué mejor que utilizar el propio título de osteopatía para hacer esa función? Total, si le caen un par de litros de zumo de manzana, y se borra un poco, tampoco pasaría nada.



4. ENVOLVER UN CHORIZO

Bueno, sí...quizá un chorizo no es lo más osteopático del mundo, ni lo más saludable si se quiere hacer la limpieza hepática. Relacionándolo con el punto anterior, quizá tampoco sea lo ideal para desayunar, aunque con un par de huevos fritos y un poco de pan, no se lo salta nadie. Pero del mismo modo que te has tenido que meter ese chorizo de los músculos hioideos, que no te va a servir para nada en tu puñetera vida de fisio-osteópata, también te puedes meter de vez en cuando 300 gramos de ese choricito ibérico que te ha traído tu amiga Puri de su pueblo. Vaya maravilla, lo bien que sienta eso. Pero...¡eh! Y la grasa que suelta. Parece que está descontrolado, y desde luego si te lo vas a llevar por ahí necesitarás un envoltorio. ¿Un viejo título que sólo está acumulando polvo? ¡Seguro que es lo suficientemente flexible como para envolverlo! ¡Solucionado!


5. PAPIROFLEXIA

El Origami es el arte de hacer figuras y formas mediante el empleo de papel. Parece que tiene un origen oriental y no es tan ancestral como lo suponías, digamos que su historia tiene unos 200 años. Es una disciplina en si misma, contribuye a la relajación de la mente y a la creatividad, algunos maestros pueden hacer verdaderas obras artísticas con un simple pedazo de papel. Y dado que no sabes qué hacer con ese viejo papel/cartulina olvidado que tienes, donde reza que antaño fuiste galardonado como un sabio de la osteopatía patria, quizá podrías darle algo de engalanamiento y evocar al mismísimo Miguel de Unamuno, haciendo una colosal escultura que decore esa estantería a la que le falta algo. Entendemos que esto puede suponer un auténtico reto, no es lo mismo doblar un papel ligero que un papel de alto gramaje, no digamos ya el tipo de papel casi cartulina que se utiliza para imprimir los títulos. Parece que así, por el hecho de que pesan más, son más importantes. La pajarita, la rosa, el sapo saltarín...la papiroflexia ofrece un universo repleto de oportunidades para dar salida a tu polvoriento título.



6. RECICLAR Y CONTRIBUIR CON EL MEDIO AMBIENTE

Vivimos en un mundo sometido a un cambio climático global cuyas consecuencias aún, no podemos ni imaginar. No hace falta ser muy osteópata para deducir que un aumento de dos o tres grados en la temperatura media del planeta podría tener consecuencias catastróficas. No hablamos sólo de grandes tragedias naturales como terremotos, huracanes y tifones, sino también de grandes sequías y un calor extremo que podría acabar con cualquier forma de vida, incluidos los árboles. Imagina un mundo sin árboles, se acabaría el oxígeno, y lo que es peor, se acabaría el papel y los fisioterapeutas ya no podrían imprimir sus títulos de formación inservibles. No creo que haya mayor tragedia que esa. Por ello debemos tomar consciencia todos, como sociedad debemos avanzar hacia un futuro de desarrollo sostenible y favorecer medidas que puedan ayudar a combatir esta crisis ecológica mundial. Y entre esos pequeños gestos que podemos hacer, está el de reciclar. Reciclar todas las materias que consumimos vorazmente como seres humanos, entre ellas, el papel. El papel puede tener una nueva vida si lo arrojas al contenedor azul. De allí podrá ir a una planta de reciclado y convertirse en un nuevo papel, reduciendo así las talas masivas de árboles y ayudando a cuidar el planeta. Anímate a participar y contribuir con tu medio ambiente, recicla tu título de osteopatía y el mundo podrá respirar un poco mejor.


7. FUEGO

Los antropólogos parecen tener el consenso de que el fuego fue determinante para el desarrollo intelectual del ser humano, pero no de la manera en qué se cree. La idea base consistiría en que, a partir de que el ser humano domesticó el fuego y puso utilizarlo, entre otras cosas, para cocinar, pudo reducir la dureza de los alimentos, facilitar el proceso digestivo de sus nutrientes, alimentarse mejor, conseguir más energía y, sobre todo, tiempo, para poder dedicarse a otras funciones. Imaginad lo que suponía masticar durante dos horas un alimento duro como un tendón de bisonte, como para que luego llegue cualquiera con un titulito y diga que te va a curar la tendinitis con una manipulación. Si es que te tienes que reír al final.

La cuestión es que el fuego ha sido un elemento esencial para el desarrollo de la humanidad, y sigue siéndolo. Sigue proporcionándonos energía y poder calorífico, la combustión es un bien necesario para que se muevan las máquinas aún a día de hoy. Y para conseguir el fuego necesitamos materia que tenga ese poder de ignición. ¿Qué mejor que un papel inservible? La próxima vez que organices una barbacoa con tus amigos y no sepas ni cómo encender un fuego, recuerda que las pajas, las hojas secas y el papel innecesario, te pueden ayudar en esos primeros momentos para que prenda la llama. La llama de la verdad.



8. CALÇOTS

Puff. Lo rica que está una buena calçotada. Los calçots, esas cebollas de invierno descubiertas por casualidad y que se asan directamente a la llama. La tradición dice que suelen presentarse sobre una teja, por eso de evitar abrasarse. Después se pelan sus capaz externas, calcinadas, y se mojan en una salsa llamada salvitxada, que está de vicio. Hay mucha confusión con esto, porque la mayoría de la gente te dirá que la salsa de los calçots es la romescu, pero no tienen ni puta idea. Es la salvitxada, porque utilizan para ello el bitxo, un pimiento de Valls, que es la capital mundial de esta tradición, o al menos así lo dicen. ¿Quiénes somos nosotros para llevar la contraria a la tradición? ¿Quiénes somos para cuestionar los principios sagrados de Andrew Taylor Still?

Otra tradición dice que hay que envolverlos en papel de periódico, sobre todo si no se dispone de tejas, que no es algo que se suela tener muy a mano. El caso es que el periódico a veces es insuficiente, porque sus hojas son muy finas y el calor acaba traspasándose hasta tus manos de osteópata. Por eso, nuestra recomendación es que se utilice un papel algo más grueso, y esta función la podría cumplir perfectamente tu viejo título de CO Osteopatía.



9. ALIMENTAR A UNA CABRA

Las cabras tienen un olor peculiar, como a almizcle. Un animal peculiar, con capacidad escaladora absurda, como si no le costara lo más mínimo subir por los cerros, sin miedo alguno a despeñarse. Otras veces un animal conformista, que te observa con esos ojos de anticristo asesino, cuando en realidad lo que te está suplicando es que le des algo de comer. Cualquier cosa les gusta, eso me dijo una vez un pastor de mi pueblo, yo era muy pequeño. ¿Cualquier cosa? Sí sí, cualquier cosa. Yo estaba observándolas en el redil. El macho cabrío, por no decir cabrón, no dejaba en paz a las hembras y a las más pequeñas. Mi buena intención era tratar de alimentar a todas por igual, dándoles cualquier hierbajo que encontraba por el suelo, pero el muy cabrón no me dejaba. ¿Quizá de ahí viene lo de ser un cabrón? Porque ese cabrón era muy cabrón y tenía comportamiento de auténtico cabrón con las demás. Pero era verano y había allí poca vegetación. Así que, de pronto, vi un papel tirado en el suelo, y me acordé de lo que acaba decirme el buen cabrero. Como venganza personal, me dije, alimentaría a ese cornudo con un buen folio. Y así lo hice, pero para mi sorpresa la gran cabra la masticó y se la metió para dentro. Claro, si ahora lo pienso, aquello era celulosa, y siendo un rumiante, puede que tuviera cierta capacidad de digestión para ello. De hecho la tienen todo los rumiantes. Así que  más gramaje, más nutrientes. Ya imaginas por donde van los tiros, las conclusiones te las dejo a ti.




10. IMPRIMIR ENCIMA ÉSTA ENTRADA DE LA OTRA FISIOTERAPIA

De acuerdo que puede que no sea la mayor utilidad que le puedes dar a un título de osteopatía y por eso hemos dejado este punto para el final. De acuerdo también en que puede haber un puntito ególatra en esto de pedirte que imprimas una entrada de este desdichado blog, casi caído en el olvido. No pensamos, realmente, que seamos merecedores de que ninguna de tan desventuradas entradas pueda ser imprimida en ningún lugar. Total...¿para qué? ¿Informar a la gente de lo que es ser falso autónomo en fisioterapia? ¿Reírnos de las basuras de convenios que tenemos? ¿Soflamar contra las pseudociencias que nos circundan? ¿Lamentarnos de que tengamos más universidades privadas que estudiantes ya? ¿Que somos una profesión con un futuro precario o ya directamente sin futuro? Nada de eso merece ser impreso. Si no sirve para nada, si a pesar de todas las alertas y advertencias que aquí se dieron, la gente sigue y seguirá estudiando esto, con una falta de crítica pasmosa y sin voluntad de cambio...¿Qué más da? Pero no perdemos la esperanza. Puede que cómo última opción, alguien decida, algún día, utilizar el reverso del título de osteopatía para imprimir estas diez recomendaciones prácticas, porque haya pensado que le ha encontrado más utilidad que el propio título en si mismo y quiere, de esta forma, no sólo rendir un homenaje a tan triste web, sino también activar una manera de reconciliarse con el pasado y carcajearse de aquellos tiempos de ilusión y promesas vanas, que acabaron ahogadas, siendo explotados por propios compañeros, que cancelaron las manipulaciones del hioides por masajes, que es lo que quería el cliente al fin y al cabo. Y decimos el reverso y no el anverso, porque la tinta de la osteopatía es prolongada, y no merece la pena mezclar sus bonanzas con la maledicencia de quien escribe desde la crítica. Quien, quizá y sólo quizá, hubo un día que intentó abrir alguna mente, sin pedir tanto dinero a cambio como las escuelas que en esa disciplina te titulan.


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