Hace pocos días nos sorprendía esta noticia sobre la nueva mujer de moda en la política nacional y, sobretodo, madrileña: Manuela Carmena. Según el diario El Mundo, estando la ex-jueza esperando para entrar en el metro (que ya se sabe que va siempre en transporte público), fue arrollada por un joven que la tiró al suelo. Después de levantarse, o ser ayudada a levantarse, que no sabemos, sintió un fuerte dolor en el hombro que fue creciendo con el paso de los días, pero, sumergida como estaba en plena campaña electoral por la alcaldía y teniendo como máxima misión la de derrotar a la bruja, decidió no darle importancia y no acudió al médico. Mal hecho, sin duda, pues cuando lo hizo, cuatro días después, se encontró de pleno con el siguiente diagnóstico: rotura del tendón del hombro.
Reconozco que siempre esbozo una sonrisa maliciosa cuando leo noticias sobre cuestiones de salud que nos conciernen en el oficio. Rotura del tendón del hombro, ¡toma ya! Como si no hubiera tendones en esa cosa tan poco específica llamada hombro. Pero salvedades a parte, lo que me pregunté primero es, si esta mujer acudirá o no al fisioterapeuta por lo que le acaba de pasar. De primeras el diagnóstico del médico, que puede estar bien, nos parece estraño en cuanto a que el episodio del metro puede ser sólo la última gota de un tendón ya desgastado. No olvidemos que Carmena es una abuela de 71 años y que las clínicas, los hospitales y sobretodo la atención temprana, están llenos de pacientes de este tipo, que presentan patologías de este tipo y que no encuentran soluciones de ningún tipo. Lo que ya no nos sorprende tanto es el tratamiento propuesto por el médico: REPOSO. ¡Tocotó!Señor doctor...¿le manda usted reposo a una señora que sabe que no va a parar? Quizá fuera de algún partido de signo contrario. Y por supuesto, ¿para qué derivarla al traumatólogo o al fisioterapeuta? La respuesta en lo que nos concierne es simple, quizá porque no tenga ni si quiera conciencia de que eso, en la seguridad social, todavía se puede hacer.
Ya que estamos en plan reivindicativo y que nuestra simpática abuelilla alcaldesa ha venido para cambiarlo todo, aprovechamos para pedir de lo nuestro, como hace todo el mundo. En la seguridad social las dervicaciones al médico rehabilitador (ejem) o al fisioterapeuta de primaria, son mucho más escasas de lo que debieran ser. Algunos médicos chapados a ''la vieja política médica'' no lo han hecho en su vida y siguen rehabilitando lesiones por ciencia infusa, sin utilizar los excelentes servicios que existen en hospitales y centros de salud. Estos servicios, claramente sobresaturados e insuficientes, deberían poder ofrecer fisioterapia pública y de calidad, para luchar de verdad contra algunas de las lacras de la profesión y convertir la utopía en realidad: la de que los ciudadanos puedan hacer rehabilitaciones POR LA SEGURIDAD SOCIAL, con garantías de calidad y una atención que no les derivara a meses y meses de listas de espera. Quizá la señora Carmena haya solicitado fisioterapia y se la hayan concedido (por ser ella), pero esta no es la realidad y sería un caso raro pues son demasiados los tendones de señoras que siguen por las calles, pululando por los transportes públicos.
A los fisioterapeutas nos quema ya el corazón de ver como las sociedades médicas y mutualidades cubren este vacío absoluto que existe, pagándonos peor que si cortáramos caña de azúcar. No sabemos si Manuela tendrá una mutua (esperemos que no), pero por su bien le deseamos que no acuda allí al fisio, a recibir sesioncitas inservibles de 15 minutos de aparatoterapia. El poder para cambiar estas cosas está en el estado y sobretodo en la comunidad autónoma, no en el ayuntamiento, pero por su salud y por la nuestra, nos hacemos eco por si llega a sus oídos y le apetece echar una mano. Hace falta una fisioterapia pública y de calidad a la que pueda tener acceso todo el mundo. Mientras esto no pueda cambiar, le pronosticamos a Carmena un interminable y repiqueteante dolor en el hombro. Los malos vicios del sistema.
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