El doctor en fisioterapia, Jose Antonio Polo Traverso, es uno de esos pocos soldados de fortuna de la fisioterapia de su generación, que cabalgaron allende los mares hasta encontrar su lugar en tierras norteamericanas. Él si pudo cumplir su propio sueño americano, pero no por ello anda alejado ni es egoísta ante una realidad que no le es ajena, pues la tierra le tira (y le duele) en cuanto a fisioterapia se refiere. Amante hasta los tuétanos de la profesión, ha accedido libre y voluntariamente cual mozo casamentero, a concedernos una entrevista, donde poder arrojar sus pensamientos sobre su propia experiencia y el estado de la cuestión. Estábamos interesados en poder contar con esta opinión "desde fuera", seguramente más limpia que otras, al estar sujeto a yugos diferentes a los que aquí nos imponen. Desde aquí agradecemos su tiempo, seguimiento y dedicación para con nosotros, por concedernos esta entrevista
1) De la primera hornada, recién salidito del horno. Valencia 1988. Obteniendo el Summa Cum
Laude. Todo un empollón que auguraba un genial fisio después. Ha llovido mucho
desde entonces pero ¿cómo era estudiar fisioterapia en Valencia en aquellos
años?
Debo comenzar diciendo que salí de la tercera promoción de la Escuela Universitaria de Fisioterapia de Valencia, la primera escuela pública que le apostó por la Fisioterapia en España. En esta escuela se juntaron gente muy competente de toda España, chavales muy listos con más ganas de aprender que muchos de los profesores que les pusieron por delante. Comentabas acerca del Summa Cum Laude (¿cómo os habéis enterado de esto quisiera yo saber?) y os doy un detalle: accedí a esta escuela con un 9.8 de media entre bachillerato y la prueba de selectividad... ¡entré el noveno de 65 alumnos! De buenas a primeras me encontré rodado de gente muy brillante, gente que me dejaban académicamente hablando y sin proponérselo, a la altura del betún; a ellos les sigo llamando amigos a través de la distancia y los años, gente que me enorgullece conocer desde que puse el pie en Valencia y que cuentan con mi eterna amistad y mi admiración allá donde se encuentren.