miércoles, 3 de enero de 2018

El asombroso caso del hombre que conservaba la báscula pélvica

Estimados lectores, el siguiente artículo ha sido fruto de una ardua tarea de investigación llevada a cabo por el equipo al completo de La Otra Fisioterapia, ávidos buscadores de la verdad, la ciencia y la chorrociencia. Tras más de diez años de intrigas, un periodo aún mayor que la búsqueda de la misteriosa figura del fisioterapeuta del rey, hemos podido por fin desentrañar el fabuloso enigma que nos carcomía la cabeza desde que iniciamos nuestros estudios de fisioterapia allá por el año...No es asunto baladí entender porqué sucede esto, pues algo tiene el ser humano masculino que le impide el desarrollo de una movilidad normal en llegando a la vida adulta. Comprender que es lo que sucede, puede llevarnos decenios de explicaciones fisioterapéuticas que no han lugar aquí, pues no es este un blog de fisioterapia. Sin embargo, podemos decir que el otro día entró en la consulta, por primera vez en la historia, un hombre de mediana edad que todavía conservaba el movimiento de la báscula pélvica. Espeluznante, ¿verdad? Pues quédense, que a continuación conocerán el resto del relato.

Habría que realizar un profundo estudio sobre cual es la razón real de la merma o desaparición de este movimiento tan sano como natural. Se sabe que algunos factores de influencia en la báscula pélvica son:
- La edad: Cuanto más viejo, más pellejo, más rígido todo, menor respuesta sensorio-motora, dolores, articulaciones con óxido de cartílago, etc...
- La latitud: La cercanía a la linea ecuatorial así como los climas cálidos favorecen mayor movilidad pélvica en sus habitantes. Así contrastamos la rigidez nórdica con el salseo caribeño. Creemos que esto es debido a la motivación para salir de casa y bailar.
- El sexo: Existen asombrosas diferencias habituales entre la movilidad de la pelvis de una mujer y la de un hombre. La de la mujer, por ejemplo, existe.

Y hasta aquí este análisis exhaustivo. Con estos tres items sobre la mesa, podríamos decir que los principales afectados por esta "disfunción" son los varones de mayor edad, residentes en países más fríos. Esto es cierto, aunque en España (país cálido en verano) también sucede, por ejemplo. Creemos que en este último caso pueda deberse a cierta pose autoritaria de barra de bar, más propia de persona poco entregada a pasiones gráciles, que son llevadas de manera habitual por la mujer correspondiente. Vaya, lo que viene siendo el cuerpo botijo de toda la vida, la barriguita cervecera y esa extraña tendencia a la más absoluta inmovilidad.


Convertir la columna lumbar en esa especie de estaca rígida no es tarea sencilla, viniendo, como venimos, del niño más ágil y móvil posible. Pero en cuestiones gravitatorias el cuerpo no entiende de amiguismos y hará todo lo posible por ser lo más económico posible a nivel energético. Movilizar una buena masa periabdominal no es tarea sencilla, así que mejor no moverla. Las chicas, como suelen engordar de cartucheras, no se ven tan abocadas a este fracaso movilístico, de modo que se libran de este deficit por lo general.

Realizando esta investigación nos ha sorprendido encontrar algunos análisis que hablan de una mayor tendencia a la anteversión de la pelvis, incluso mayor en hombres. En teoría hasta un 85% de los hombres presentan esta tendencia a la anteriorización de la pelvis. ¿Qué está sucediendo entonces? Si se supone que este patrón se completa con una hiperlordosis y que este tipo de curva es mucho más manejable con los años (en cuanto a rigidez) que las cifosis, la pregunta del millón sería : ¿Por qué nos encontramos entonces a tantos hombres con culo carpeta que caminan como si fuesen chimpancés?


Recurriendo en este punto a la antropología, para comprender mejor porque somos como somos, investigamos a cerca de la evolución de la postura humana y los cambios que gracias a ella se han dado. Resumiríamos lo que otros ya hacen mejor como un compendio de pequeños cambios morfológicos que han favorecido la consecución de la postura más bípeda y antigravitatoria posible, para soltar las manos del suelo de una vez y hacernos inteligentes (no todos). Los músculos erectores son ultrapotentes cual puño de Tyson, mantienen muchos kilos hora tras hora contra la gravedad de Newton (y no gracias a falacias imposibles como la tensegridad fascial). Pero no sólo los músculos, también los huesos y su cambiada estructura, que ha conseguido lordosar al humano para hacerle más estable y también más móvil. Este equilibrio de fuerzas a veces se ve descompensado y da como resultado el hecho cierto de que su columna se ve sometida a más deformaciones que pueden acabar en tragedia permanente, como en el caso de las escoliosis, cuya incidencia es mucho mayor en humanos que en primates, por ejemplo.

Siendo observadores, hemos encontrado a lo largo de nuestra práctica clínica a muchos pacientes con el perfil de humano primatesco anteriormente descrito, con frecuentes dolores lumbares de origen incierto. Quizá algún experto en estas lides pueda aportar algo mejor aquí, pues resulta curioso también cómo cuando el fisioterapeuta trata de explicar lo que es la báscula pélvica a su paciente y cómo ha de realizarse, este responde con mayor cara de gorila aún y con movimientos entre robóticos y simiescos. ¿Báscula pélvica? Eso lo perdí en el 97, parece querer decirnos, como si aquella fuera la última vez que la sintió. Propioceptores dormidos, articulación inexistente. ¿Por qué oh, querido ser humano varón, dejaste de mover tus sacroiliacas y no tus codos para ser empinados? Hay distintas formas siempre de alcanzar una cerveza, pero esta no parece serles útil.



Aquí se nos abre una nueva variable a tener en cuenta, dependiendo de la edad del individuo en cuestión, éste puede haber recibido en su colegio o no, educación física. Pensamos que éste es un factor muy determinante, pues en este segmento de edad poblacional hombres y mujeres parecen igualarse ante la imposibilidad de realizar el movimiento de báscula pélvica, por muchas horas que el fisioterapeuta le eche al asunto. Podrían los fisios hacer monográficos, grupos exclusivos sobre la movilidad de esta articulación, trabajo individual, horas y horas de sudor...que nada. Eso no se mueve ni pa dios. Ni por mucha explicación que le pongas, ni por mucha paciencia en hacer sentir el movimiento, ni por mucha normalización del tono y lo que queráis. Que se lo digan si no a los fisios que trabajan en centros de día. Todos sabéis de qué tipo de paciente estamos hablando.

Lo preocupante es que este mal pandémico se extiende también incluso en población joven y que supuestamente ha sido deportista. ¿Qué está pasando? ¿Tan malo es mover esa articulación? La solución puede estar en el baile, sobre todo en el baile erótico-festivo tipo reggaeton y similares.

Cuando ya dábamos por finalizada la búsqueda y sin posibilidades de encontrar un resultado alternativo que nos explicara que está sucediendo, la respuesta se plantó delante de nuestras narices, como si la hubiéramos invocado con señales energéticas. El otro día, parece que algo en la historia del hombre (varón masculino) comenzó a cambiar. Se abrió la puerta, entró en la salita, se puso las manos en la pelvis y la movió. Toma y daca, mete-saca. Y no hubo que explicarle, no hubo que hacer nada. Simplemente lo hizo. Fue mágico. Un pequeño movimiento para el hombre...un gran paso para la humanidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario