lunes, 5 de octubre de 2015

El sexo y la fisioterapia VIII -> La sala de fisioterapia perfecta

Esta historia torna a su fin. Hemos hablado de cuerpo y mente, y de los distintos planos y dimensiones que puede tener la relación entre un fisioterapeuta y paciente, sus peligros, beneficios y bondades. Hemos hecho toda clase de advertencias y sugerido, sobretodo, mantenerse en la linea de la prudencia, sobretodo si te toca el papel de profesional. Ahora sólo falta comentar algo sobre el entorno, el lugar donde se produce tal relación, la sugestión que puede inducirnos y el cómo sería un emplazamiento perfecto para ello.




Por norma general, cualquier lugar donde se reciba tratamiento fisioterapéutico es frío. Hay muchas teorías sobre la conveniencia de mantener una distancia aséptica, hablando de la propia estética del emplazamiento, en nuestro lugar de trabajo habitual. La imagen lo es todo en el siglo XXI y las diferencias entre un cuchitril, una sala de hospital, una clínica privada o el salón de nuestra propia casa, son tan grandes como para poder ser un factor decisivo en este tipo de vínculos. Más propias de una situación social de crisis económica y austeridad, la mayoría de las clínicas del país parecen estar cortadas por el mismo patrón de austeridad, falta de personalidad, frialdad y sobriedad, por partes iguales. En pocas palabras, lugares que invitan más a pensar en huir que en quedarse, puesto que no suelen resultar acogedoras.


Un ambiente cálido, con velas olorosas, luz tenue, temperatura suficiente, silencio o sonido sedoso de hilo musical tranquilo, casi imperceptible; paredes en tonos claros y puertas que cierren lo suficiente convertiría cualquier espacio en la sala de fisioterapia perfecta. Eso habría que acompañarlo de buenas cremas, toallas esponjosas, camillas bien mullidas y cualquier tipo de comodidad churrigueresca que nos venga en gana y que nos ayude a aumentar el bienestar y el confort (esta palabra da confort sólo al escucharla). Pero, seamos honestos, convertir la clínica en un puticlub no parece tampoco lo más adecuado para el tema. Porque si encima a esto se le añade todo lo que venimos relatando en capítulos anteriores de esta saga, no hará falta ningún lugar adicional para perpetrar ese tipo de cosas que poco o nada tienen que ver con la fisioterapia, salvo por lo de la estimulación de los sentidos.


Tiene mucho que ver el lugar. Dar, si quiera, un beso en una clínica u en otra, puede cambiar el resultado final del proceso, amén de otras incomodidades mayores que pueden surgir si el sitio no es ad hoc. Y las clínicas de fisioterapia, por morbosas que puedan parecer, no son ad hoc para el caso. Aquí es donde nace el mito y comienza la realidad. ¿Son pocos los casos que se han dado? ¿Son más de los que creemos? Nosotros apostamos por lo segundo, creemos que hay clínicas, situaciones y lugares, tantos como personas. Y también creemos que es más frecuente de lo que sospechamos, como desgraciadamente también lo son los celos, las infidelidades, los deseos reprimidos, las pasiones ocultas y los hechos que nunca se sabrán, pero que fueron, escondidos en la pactada ambigüedad de dos personas: un fisioterapeuta y un paciente que han contactado más de la cuenta.

El lugar puede entonces pasar de ser lo más importante a convertirse en lo de menos. Cuando la línea entre el bienestar y el pretendido bienestar se quiebra, cualquier camilla se convierte en cama suficiente, cualquier crema transforma una mano en un bálsamo inspirador, cualquier pared es digna de ser arañada, cualquier toalla es apta para descubrir...


1 comentario:

  1. Muchas especialidades: a pesar de no existir especialidades regladas dentro de la profesión de fisioterapeuta, es cierto que la profesión se ha especializado muchísimo en los últimos años. Osteopatía, fisioterapia neurológica, fisioterapia deportiva, fisioterapia pediátrica son algunas de las ramas de especialización que han surgido y completan la formación de profesional. Este te permite dirigir tu futuro profesional hacia el sector que más te interesa.

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