Inauguramos hoy aquí esta sección apasionante y tan necesaria, que viene a resucitar y reivindicar aquellos años dorados de la fisioterapia en los que no existían las moderneces estas de Pilates, Kinesiotape, Miofascial o Indibaleches...Aquellos años toscos y duros donde la mecanoterapia y la electroterapia clásica campaban a sus anchas, sin enfrentarse a técnicas modernas de fisios vagos y pros, más basadas en la dispensa de carnicería que en el propio método científico. Hablamos del tiempo de las movilizaciones sin anestesia, de Edgar Cyriax y su fricción cariñosa, de las tracciones en prótesis y del ''si duele es que se está curando''. Durante esos días fueron muchos los aparatos y técnicas con los que nos críamos, con los que nos forjamos fisioterapéuticamente y con los que, a pesar de la flagrante falta de evidencia científica, o de criterio estético en su fabricación, triunfamos consiguiendo incluso la sanación de nuestros pacientes. A día de hoy, esta fisioterapia viejuna trata de sobrevivir a aquella época dando sus últimos coletazos de esperanza, en un mundo lleno de doctores que nada quieren saber de aquellos aparatos y maneras que un día les dieron tanta gloria y les auparon a los altares de la fisioterapia.
Y empezaremos hablando en este apartado de la mítica jaula de Rocher. Quizá debido a su aparatoso tamaño y difícil transporte, aún sobrevive en muchos hospitales, como vestigio de lo que un día fue la fisioterapia. Este enrejado metálico, venía siempre proveído por sus fabricantes de todos los extras para su perfecto manejo. Para el paciente que no lo sepa, hablamos de saquitos de peso, lastres, ganchos, cuerdas, poleas, cinchas e incluso muelles; que permitían un sin fin infinito de configuraciones, en busca de la mejor movilización del miembro afectado en cuestión. Con este engendro, el fisio podía diseñar a su antojo cualquier tarea para el paciente, que implicarse movilizar la parte lesionada de su cuerpo. No importaban nada la falta de movilidad del paciente, el potencial lesivo de estar sosteniendo un peso o una tracción mantenida durante mucho tiempo o la escasa firmeza en las sujecciones. Lo importante era que gracias a este elemento, el fisio podía tomarse un café y dejar a su paciente con la tarea.
Como decimos, la cantidad de posibilidades y manejos era apabullante. Tantos ejercicios distintos se podían hacer, que aún a día de hoy no se ha terminado de confeccionar una lista completa, pues podían existir tantas variantes como fisios. Sólo había que respetar alguna norma básica, como colocar las poleas en el plano de las articulaciones diana y no pasarse demasiado con los pesos y las cargas.
Pero de algún modo, la jaula de Rocher comenzó a ser olvidada por los fisios. Los masters en mecanoterapia nunca sonaron comerciales, ningún especialista afloró con sus técnicas exclusivas, la evidencia científica se olvidó de ellas y nosotros, los propios profesionales acabamos dejándolas por inservibles, salvo que ya la tuviéramos instalada en el hospital y el médico rehabilitador, siempre tan a la última, nos recomendara su uso. A día de hoy sólo sobreviven para mantener peremnes algunos autopasivos (ejercicios autónomos por parte de los pacientes) y algunos fisios, los más osados, tratan de revivirla como elemento muy útil para la bipedestación con Thera Suit. Quizá viviendo sus últimos días, o quizá esperando un nuevo amanecer dorado, este antaño revolucionario sistema, vive hoy sus días más aciagos.
Desde la otra fisioterapia, reclamamos una mayor atención a quién tanto nos dios de comer. Rocher y su jaula merecen un pequeño altar en el olimpo de la fisioterapia viejuna. Sólo en Bolivia, que están a la última con todo, Evo y los suyos se han dado cuenta del factor diferencial que la jaula supone y han fabricado manualmente su primera jaula de Rocher.Quizá algún día regrese con un nombre reciclado, moderno y en inglés. Entonces desempolvaréis vuestras viejas obras de arte y ellas sólas dominarán el mundo...
PD: Amenazamos con volver en próximos posts con...¡el baño de remolino!
la cinesiterapia tambien es un metodo increible para curar dolencias
ResponderEliminarPADRISIMO e interesante, me gusta la forma en que facilitan la informacion:)
ResponderEliminarhace 35 años que aun se cuenta con la Jaula en CEREFE ( Alto) y hemos reactualizado con los alumnos de Fisioterapia de La Universidad Católica del Ciudad del Alto.
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