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miércoles, 8 de noviembre de 2017

Dedicado a ti, que ni lo sabes

Trabajé para ti. O para tu jefe. O tú eras tu jefe, quizá ya ni lo recuerdas. Trabajé sin que supieras quien era. Lo hice durante mucho tiempo, lo hice incómoda y sin saber dónde me metía. Sin que tu jefe lo supiera, de mí sólo te interesaba una cosa, o puede que un par más, pero esa cosa no era el trabajo, era yo. Porque era una mujer y tú, te creías el gallito más chulo del corral.


lunes, 17 de abril de 2017

Soy intruso y agresor sexual de mujeres

¡Que cosas tiene la vida! El hombre, varón masculino, tiene a veces la certidumbre de caer varias veces en la misma piedra. La cabra tira al monte, Mahoma tira a la montaña (y si no la montaña tira a él) y el pervertido sexual tira siempre a tocar teta. Si este último, además, tiene por añadidura una profesión en la que bien puede disimular a la par que dar rienda suelta a esta su perversión, nos encontramos con un supuesto difícilmente demostrable ante cualquier justicia ordinaria. Pero es que

encima, este supuesto del que hablamos es real y está sucediendo. ¿Para qué andarnos con más rodeos? Sabemos quién eres. Sabemos dónde trabajas. Sabemos lo que haces. Sabemos que abusas de mujeres. Sabemos que te las das de doctor sin serlo. Sabemos que no figuras en los colegios de médicos ni de fisioterapeutas de Cataluña. Sabemos que no eres más que un triste intruso que se propasa bastante cuando sus pacientes son mujeres. Y por todo ello vamos a por ti, porque la gentuza como tú no nos merece el más mínimo respeto. Eres un acosador y un estafador que ha engordado su bolsa gracias al consentido silencio de mucha gente, pero tus días como tal están ya contados. Caerás, como todos caen. Tus amenazas sólo nos dan risita de la floja.