sábado, 11 de marzo de 2023

El razonamiento clínico en fisioterapia

El razonamiento clínico me permite ver cual es el origen de los problemas de mi paciente.

El razonamiento clínico me impide ver cual es el origen de los problemas de la fisioterapia.

El razonamiento clínico me permite comprender el método científico y aplicarlo.

El razonamiento clínico me impide ver que te estoy explotando laboralmente.

El razonamiento clínico me permite comprender la situación de dependencia de un paciente

El razonamiento clínico me impide comprender una situación laboral injusta de fisioterapia.

El razonamiento clínico me permite publicar comprender artículos científicos de fisioterapia en inglés.

El razonamiento clínico me impide comprender una ley redactada en español donde me la están colando con la privatización de la atención temprana.

miércoles, 28 de septiembre de 2022

El parasitismo de la osteopatía en la fisioterapia: Artículo generado por una IA

El tema de la intromisión de una pseudociencia como la osteopatía en la fisioterapia, tan manido como popular en los últimos tiempos, presenta toda clase de opiniones y criterios que, fundamentalmente, se canalizan en, al menos, tres vertientes muy conocidas:

1) La de aquellos que creen que la osteopatía es una rama más de la fisioterapia, una suerte de técnica manual incluida, y por tanto abrazan la Órden CIN como si no hubiera un mañana. Estos con frecuencia son bivalentes con el grupo 2.

2) La de aquellos que consideran la osteopatía una profesión independiente de la fisioterapia, con su cuerpo de estudios propios y que argumentan que, dado que en otros países del mundo está regulada como tal, así debería ser también en España. Estos con frecuencia son bivalentes con el grupo 1.

3) La de aquellos que consideran que es una pseudociencia que ha venido a parasitar a la fisioterapia por coyuntura e interés histórico, que hace mucho mal a la profesión y debería ser erradicada.


jueves, 30 de junio de 2022

Fisiosaurios: Una especie en peligro de extinción

La fisioterapia ha existido desde tiempos inmemoriales, siendo la profesión más antigua del mundo después de la que todos sabemos. Podemos contarlo como una parábola, como que Adán pidió a Eva (o viceversa) que le diera un masajito por la contractura que le había causado ver a esa horrible serpiente en el árbol. O podemos contarlo como lo que fue: una profesión que fue evolucionando desde el mayor de los rudimentos cavernarios, la aplicación de ungüentos, remedios y agentes físicos para paliar dolores o recuperar sapiens para la caza, hasta doctorarse en las universidades y realizar todo tipo de publicaciones científicas, 90% de ellas innecesarias y absurdas, porque lo importante es hacer bulto. Sea como fuere, la fisioterapia que hoy conocemos, llena de evidencia científica que suele ser ignorada, invadida por magufos que creen mover tejidos nanométricos como la fascia e intentando, ahora, poner la etiqueta de terapéutica incluso a los bostezos que emitimos en sus webinars, no hubiera existido jamás sin sus protagonistas: los fisioterapeutas. Aquellos seres que un día creyeron ser una profesión diferente y como tal se diferenciaron. Aquellos que dijeron que estaban hartos de untar aceites gratis para la tribu, que ellos necesitaban cobrar un sueldo y dejar de ser falsos autónomos de la sabana. Aquellos que viajaron al espacio para traer reliquias sacratísimas como el baño de remolino, la jaula de Roche y, por supuesto, la misericordiosa ultra divina MAGNETOTERAPIA. Aquellos seres, que hoy, tantos años después, se encuentran en una situación peliaguda, en claro PELIGRO DE EXTINCIÓN y cuya contribución, muchas veces necesaria, la mayoría no tanto, será siempre el legado de nuestra profesión. Va para ellos este pequeño homenaje a nuestros queridos FISIOSAURIOS.

lunes, 23 de mayo de 2022

El fisioterapeuta que vino de Marte

Lo bonito de la fisioterapia es que nunca deja de sorprenderte. Sea para bien, o más habitualmente para mal, esta profesión que dicen que es ciencia y arte, tiene en sus múltiples (cada vez más) profesionales todo un rango inabarcable de personas que piensan(no todos), respiran y practican sus tratamientos, mediante agentes físicos, de muy diversas maneras. Es imposible encontrar a dos fisioterapeutas que se parezcan en algo. Los hay quienes piensan que son ellos quienes consiguen sus resultados frente a quienes cuestionan cada micro - movimiento que inducen al paciente. Los que prostituyen el término holístico hasta el infinito, los que creen controlar con sus manos el movimiento de tejidos nanométricos, los que están aquí sólo para follar, los que no hacen nada si no es con ultra evidencia científica, los que elevan su ego por encima de las nubes los que utilizan las pseudociencias y se creen los mejores,  los que patentan herramientas a tutiplén, los Inefpeutas como Josemi...¡Incluso los que te estafan a plena luz solar sin título, vergüenza o escrúpulos! No es de extrañar por tanto, que los pacientes terminen por volverse locos cuando acuden a un fisioterapeuta y les practica reiki, para buscarse luego otro que les manipula y después un tercero que simplemente les da un masaje con mucho aceite. Acaban desquiciados por no comprender de qué narices va esta profesión que, se supone, les tiene que recuperar físicamente y donde parece que cualquier ocurrencia vale para ello. Sólo, de vez en cuando, y rebuscando en lo recóndito de la dolencia, se alinean los planetas para dar con la clave de lo que le pasa al paciente. Y con el mismo grado de poca frecuencia, sólo de tanto en cuando, aparece un hijo pródigo de la fisioterapia que viene a iluminarnos con su sapiencia y a dar una vuelta de tuerca (otra más) a este arte científico de la terapia. Preparaos, queridos fisios, poneos cómodos y agarraos bien a vuestros asientos, porque lo que vais a leer a continuación os hará cuestionaros cada minuto de vuestra mísera vida profesional. Estad atentos porque, si creíais que lo sabíais todo de la fisioterapia, os vais a dar con un canto en los dientes. Os presento....al inigualable Javier Alfonso, el fisioterapeuta que vino de Marte.


miércoles, 6 de abril de 2022

Tocar

Tocar es un verbo que viene de la onomatopeya toc, la representación del sonido seco que a veces hacemos al tocar con cierta fuerza una superficie dura. Teniendo en cuenta que este verbo tiene hasta un total de 29 acepciones, según la RAE, y que hay muchas y muy diferentes maneras de tocar algo, quizá podamos decir que es un tanto injusto que la acción o el hecho de ejercitar el sentido del tacto tenga que llamarse así, de ese modo seco, duro, y si queremos, poco natural, pues nadie va por la vida tocando para hacer toc, precisamente, salvo quien tenga, precisamente, un toc. Pero, dejando a un lado los juegos de palabras, para este artículo nos quedaremos con algunas definiciones del verbo que nos pueden cuadrar más, siendo más puramente éstas las que se refieren PRECISAMENTE, al tacto. Y sin meternos mucho en la PRECISIÓN que tenemos los fisioterapeutas en este hecho, es mi intención reivindicar desde estas páginas una de las mejores virtudes que tiene esta profesión, que por desgracia no son muchas. Y sí, evidentemente, estoy hablando, de la cualidad de TOCAR.