Trabajé para ti. O para tu jefe. O tú eras tu jefe, quizá ya ni lo recuerdas. Trabajé sin que supieras quien era. Lo hice durante mucho tiempo, lo hice incómoda y sin saber dónde me metía. Sin que tu jefe lo supiera, de mí sólo te interesaba una cosa, o puede que un par más, pero esa cosa no era el trabajo, era yo. Porque era una mujer y tú, te creías el gallito más chulo del corral.
¿Otro blog sobre fisioterapia? ¡¡¡Noooo!!! Un blog para fisioterapeutas y también para pacientes, donde encontrarás todo aquello que siempre quisiste saber y nunca te atreviste a preguntar.
Mostrando entradas con la etiqueta sexo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta sexo. Mostrar todas las entradas
miércoles, 8 de noviembre de 2017
jueves, 8 de diciembre de 2016
Monográfico sobre la fisioterapia y el sexo
A lo largo de todo este tiempo y desde la fundación de la página, hemos estado desarrollando este monográfico explicativo sobre uno de los temas tabú de la profesión, el de el ejercicio de la profesión sanitaria y la fisiológica pasión sexual humana. A lo largo de 9 capítulos y 2 relatos reales, hemos podido explicar los mecanismos de funcionamiento específicos en nuestra profesión y el riesgo que ello puede conllevar para el fisioterapeuta (y quizá también para el paciente).
Aquí os dejamos el índice de entradas para que echéis un rato de lectura este fin de semana. Pronto volveremos con otro monográfico interesante.
¡Mucha salud, mucha fisio y mucho sexo!
La fisioterapia y el sexo
1. La sexualidad y el sexo en la fisioterapia
2. La sensibilidad
3. La aceptación
4. El rechazo
5. Las zonas erógenas
6. Más zonas erógenas
7. El poder de la mente
8. La sala de fisioterapia perfecta
9. Endorfinas y feromonas
Relatos sobre fisioterapia y sexo
Relato -> Monsieur Ricard
Relato -> Aquella farmacéutica
Aquí os dejamos el índice de entradas para que echéis un rato de lectura este fin de semana. Pronto volveremos con otro monográfico interesante.
¡Mucha salud, mucha fisio y mucho sexo!
La fisioterapia y el sexo
1. La sexualidad y el sexo en la fisioterapia
2. La sensibilidad
3. La aceptación
4. El rechazo
5. Las zonas erógenas
6. Más zonas erógenas
7. El poder de la mente
8. La sala de fisioterapia perfecta
9. Endorfinas y feromonas
Relatos sobre fisioterapia y sexo
Relato -> Monsieur Ricard
Relato -> Aquella farmacéutica
jueves, 1 de diciembre de 2016
Relatos de fisioterapia -> Aquella farmacéutica
El aquellos días, como dice la biblia en sus prolegómenos de cuentecillo, trabajaba yo en la clínica más rancia de todas cuantas hubo. Los pacientes, empolillados y abotonados en el pasado, eran una suerte de mezquindad rancia con aroma a putrefacción del régimen franquista, venían con ese olor tan nauseabundo a tabaco negro y sudor, camuflando su peste entre galas y antiguas riquezas, más propias de la aristocracia que de ser usuarios básicos para mis experimentos en camilla. Yo, que acababa de terminar la carrera, uno o dos años ha, como mucho, no tenía aún el manejo suficiente para según que cosas, aunque fue así como aprendí a lidiar con un tipo de personas ingratas y estúpidas pero, que al fin y al cabo, me daban de comer.
Pensar que entre la maleza iba a florecer la flor del azafrán era utópico e imprevisible para mí, pero un día estaba allí, en esa sala de espera, también rancia, con los sillones más incómodos y menos ergonómicos que nunca yo viese. ¡Era una chica joven! Esbelta, guapa, linda...no sé...tenía una carita preciosa, de esas finitas y sin marca alguna. Quizá practicaba un tratamiento facial más efectivo que el de Ramoncín, o quizá, y más probablemente, es que era una de esas personas afortunadas y dotadas de una belleza natural propia, ¡justo como me gustan a mi!
Mi compañero de curro solía disputarme la mala suerte en los pacientes. A ver a quién le tocaba uno u otro...Sin embargo, en esta ocasión, se trataba de buena suerte. Cerré los ojos antes de mirar mi lista, apreté muy fuerte lo que fuese que apretase y entonces los abrí, y lo vislumbré. El nombre de esa desconocida figuraba en mi lista.
Pensar que entre la maleza iba a florecer la flor del azafrán era utópico e imprevisible para mí, pero un día estaba allí, en esa sala de espera, también rancia, con los sillones más incómodos y menos ergonómicos que nunca yo viese. ¡Era una chica joven! Esbelta, guapa, linda...no sé...tenía una carita preciosa, de esas finitas y sin marca alguna. Quizá practicaba un tratamiento facial más efectivo que el de Ramoncín, o quizá, y más probablemente, es que era una de esas personas afortunadas y dotadas de una belleza natural propia, ¡justo como me gustan a mi!
Mi compañero de curro solía disputarme la mala suerte en los pacientes. A ver a quién le tocaba uno u otro...Sin embargo, en esta ocasión, se trataba de buena suerte. Cerré los ojos antes de mirar mi lista, apreté muy fuerte lo que fuese que apretase y entonces los abrí, y lo vislumbré. El nombre de esa desconocida figuraba en mi lista.
lunes, 21 de noviembre de 2016
Relatos de fisioterapia -> Monsieur Ricard
Pudo ocurrir en cualquier camilla, de cualquier cabina, de cualquier clínica...pero no ocurrió. Ahora podría contarlo como una de las grandes andanzas, ese mito que se inicia cuando estás en la universidad y piensas en la posibilidad de que eso ocurra, cuando tú seas un profesional y atiendas pacientes. Quizá donde menos esperara que pudiese suceder fue allí, o bien sí, porque Francia se aleja de esos clichés tan marcados como tapados que a nosotros nos dio la vieja fe cristiana. Que sí, que sí, que estoy hablando de lo único.
Porque imagina tú, aquel paisaje idílico en plena montaña francesa, besándole los quesos al Courchevel y donde llovía más días que no. La mayoría de los pacientes que atendíamos eran una especie de masa deforme y apestosa, gorda y churretosa, francesa y pronunciadamente seniles o reumáticos. Ni uno se salvaba, vaya. Las mujeres parecían venir salidas directamente de las piscinas de formol, de algún tipo de investigación antropológica o de casa/museo de los horrores. Los hombres...¡ay los hombres! ¡Que penica! Algunos pretendían caerte simpáticos, otros, directamente siesos que supuraban almizcle como las ratas y, los que más, una panda de viejos salidos asquerosos que estaban encantados de que chicas jóvenes inexpertas, como yo o mis compañeras, les pusiéramos la mano encima, pues aquello debía ser para ellos lo más parecido al sexo en los últimos treinta años de sus vidas. Había días que una no sabía si trabajaba como fisioterapeuta,en una conservera de pescado untando lomos en aceite antes de envasar, o en una especie de puticlub encubierto del cual éramos esclavas.
Porque imagina tú, aquel paisaje idílico en plena montaña francesa, besándole los quesos al Courchevel y donde llovía más días que no. La mayoría de los pacientes que atendíamos eran una especie de masa deforme y apestosa, gorda y churretosa, francesa y pronunciadamente seniles o reumáticos. Ni uno se salvaba, vaya. Las mujeres parecían venir salidas directamente de las piscinas de formol, de algún tipo de investigación antropológica o de casa/museo de los horrores. Los hombres...¡ay los hombres! ¡Que penica! Algunos pretendían caerte simpáticos, otros, directamente siesos que supuraban almizcle como las ratas y, los que más, una panda de viejos salidos asquerosos que estaban encantados de que chicas jóvenes inexpertas, como yo o mis compañeras, les pusiéramos la mano encima, pues aquello debía ser para ellos lo más parecido al sexo en los últimos treinta años de sus vidas. Había días que una no sabía si trabajaba como fisioterapeuta,en una conservera de pescado untando lomos en aceite antes de envasar, o en una especie de puticlub encubierto del cual éramos esclavas.
martes, 20 de octubre de 2015
El sexo y la fisioterapia IX -> Endorfinas y feromonas
''Las endorfinas son neuro-péptidos (pequeñas cadenas proteicas) que se liberan a través de la médula espinal y del torrente sanguíneo. Son opiáceos naturales del organismo que puede ser hasta 20 veces más potentes que los medicamentos contra el dolor que se venden en las farmacias.''
Si a todo esto añadimos que además:
o Promueven la calma
o crean un estado de bienestar
o mejoran el humor
o reducen el dolor
o retrasan el proceso de envejecimiento
o potencian las funciones del sistema inmunitario
o reducen la presión sanguínea
o contrarrestan los niveles elevados de adrenalina asociados a la ansiedad
o ayudan a reducir los síntomas, ya que la Mente del Cuerpo nota que la persona esta haciendo caso a la necesidad de más (no menos) satisfacción emocional.
o Demuestran a la Mente que la reducción de los síntomas es posible- y la recuperación también.
Diremos que las endorfinas son mejores que la mejor de las drogas que existen o hayan sido jamás diseñadas por mano humana. De hecho, hay quien se vuelve adicto a ellas, sin saberlo.
Si a todo esto añadimos que además:
o Promueven la calma
o crean un estado de bienestar
o mejoran el humor
o reducen el dolor
o retrasan el proceso de envejecimiento
o potencian las funciones del sistema inmunitario
o reducen la presión sanguínea
o contrarrestan los niveles elevados de adrenalina asociados a la ansiedad
o ayudan a reducir los síntomas, ya que la Mente del Cuerpo nota que la persona esta haciendo caso a la necesidad de más (no menos) satisfacción emocional.
o Demuestran a la Mente que la reducción de los síntomas es posible- y la recuperación también.
Diremos que las endorfinas son mejores que la mejor de las drogas que existen o hayan sido jamás diseñadas por mano humana. De hecho, hay quien se vuelve adicto a ellas, sin saberlo.
lunes, 5 de octubre de 2015
El sexo y la fisioterapia VIII -> La sala de fisioterapia perfecta
Esta historia torna a su fin. Hemos hablado de cuerpo y mente, y de los distintos planos y dimensiones que puede tener la relación entre un fisioterapeuta y paciente, sus peligros, beneficios y bondades. Hemos hecho toda clase de advertencias y sugerido, sobretodo, mantenerse en la linea de la prudencia, sobretodo si te toca el papel de profesional. Ahora sólo falta comentar algo sobre el entorno, el lugar donde se produce tal relación, la sugestión que puede inducirnos y el cómo sería un emplazamiento perfecto para ello.
viernes, 11 de septiembre de 2015
El sexo y la fisioterapia (VII) -> El poder de la mente
Después de habernos convencido gracias al lisensiado Vargas del absoluto poder del contacto manual de un fisioterapeuta sobre un paciente, como desencadenante o no de las más profundas emociones y apetitosas confabulaciones sexuales, y tras largas argumentaciones sobre la ineludible relación sexo-fisioterapia, procedemos a analizar uno de los últimos factores en esta peculiar relación. Hablamos de un aspecto que tiene que ver más con la psique que con la propia fisioterapia: el poder que tiene nuestra mente.
Bien es sabido que la mente puede resolver los más trágicos problemas de la vida o convertirse a su vez en el mayor de ellos. El poder de la mente parece a veces infinito: capaz de curar el más devastador de los cánceres o de convertirse en una desesperante depresión que nos lleve al suicidio. O terrible también cuando es capaz de imaginar que existen todopoderosos dioses con barba que nos crearon a su imagen y semejanza, para después desmontar sus propios argumentos divagando acerca de agujeros negros, viajes temporales o antimateria. Pero, ¿qué coj**** tiene que ver todo esto con la fisioterapia y el sexo? Es sencillo, la mente puede convertirse en nuestra principal aliada para convocar aquello que tanto anhelamos, tanto como fisioterapeutas como siendo pacientes, pero ser también nuestra más traicionera enemiga.
No sabemos psicología ni pretendemos dar ninguna lección, lo que diremos son sólo obviedades. Imaginad la situación: camilla, masaje, paciente y fisio que se atraen, segundos de silencio...Todo lo que hay alrededor, más que hormonas, feromonas y sexo, es mente, pura mente.
Ejemplo:
PACIENTE: ¿Qué pensará? ¿Le gustaré? Sí, sí, toca ahí, no te cortes. ¿Por qué será tan cortado? Claro es que está en una sesión y...
FISIO: Joder si le toco un pelo se me cae el mundo encima. Pero es que está de bueno...¿Cómo puedo hacer para sonar agradable pero no salido?
Este poder puede incluso crear una especie de magnetismo de atracción, puesto que la manifestación mental se traduce en fisiología: posturas acordes, tensión (o relajación) muscular, mímicas exageradas, aumento del ritmo respiratorio, alteraciones capilares...En todo este juego el fisioterapeuta tiene una ventaja sobre el paciente. Su profesión le hace ser observador y analítico, eso puede hacer que se de cuenta de todos estos detalles existentes en cualquier relación pero, en ocasiones, difíciles de interpretar.
Pero en otras ocasiones se puede dar la situación contraria. La mente juega malas pasadas y puede resultar traicionera. Conviene ser realista, el mayor porcentajes de casos fisioterapeuta-paciente se resuelven en nada, llegar a ese pequeño porcentaje de éxito conlleva la conjunción de las claves que hemos dado en las entradas anteriores, y alguna cosa más. Una relajación mental, un exceso de optimismo o una mala interpretación de algunas palabras en cualquier conversación entre el fisio y su paciente puede acabar en un gesto poco afortunado y un rechazo frontal, una huida por peteneras o una denuncia, en el peor de los casos.
Así que, sigue nuestro consejo amigo fisio o paciente, antes de jugártela, tenlo 100% seguro. La mente puede causarte erecciones tanto como contracciones patológicas y la linea entre el bien y el mal es más fina de lo que parece. ¡Luego no digas que no te lo advertimos!
Bien es sabido que la mente puede resolver los más trágicos problemas de la vida o convertirse a su vez en el mayor de ellos. El poder de la mente parece a veces infinito: capaz de curar el más devastador de los cánceres o de convertirse en una desesperante depresión que nos lleve al suicidio. O terrible también cuando es capaz de imaginar que existen todopoderosos dioses con barba que nos crearon a su imagen y semejanza, para después desmontar sus propios argumentos divagando acerca de agujeros negros, viajes temporales o antimateria. Pero, ¿qué coj**** tiene que ver todo esto con la fisioterapia y el sexo? Es sencillo, la mente puede convertirse en nuestra principal aliada para convocar aquello que tanto anhelamos, tanto como fisioterapeutas como siendo pacientes, pero ser también nuestra más traicionera enemiga.
No sabemos psicología ni pretendemos dar ninguna lección, lo que diremos son sólo obviedades. Imaginad la situación: camilla, masaje, paciente y fisio que se atraen, segundos de silencio...Todo lo que hay alrededor, más que hormonas, feromonas y sexo, es mente, pura mente.
Ejemplo:
PACIENTE: ¿Qué pensará? ¿Le gustaré? Sí, sí, toca ahí, no te cortes. ¿Por qué será tan cortado? Claro es que está en una sesión y...
FISIO: Joder si le toco un pelo se me cae el mundo encima. Pero es que está de bueno...¿Cómo puedo hacer para sonar agradable pero no salido?
Este poder puede incluso crear una especie de magnetismo de atracción, puesto que la manifestación mental se traduce en fisiología: posturas acordes, tensión (o relajación) muscular, mímicas exageradas, aumento del ritmo respiratorio, alteraciones capilares...En todo este juego el fisioterapeuta tiene una ventaja sobre el paciente. Su profesión le hace ser observador y analítico, eso puede hacer que se de cuenta de todos estos detalles existentes en cualquier relación pero, en ocasiones, difíciles de interpretar.
Pero en otras ocasiones se puede dar la situación contraria. La mente juega malas pasadas y puede resultar traicionera. Conviene ser realista, el mayor porcentajes de casos fisioterapeuta-paciente se resuelven en nada, llegar a ese pequeño porcentaje de éxito conlleva la conjunción de las claves que hemos dado en las entradas anteriores, y alguna cosa más. Una relajación mental, un exceso de optimismo o una mala interpretación de algunas palabras en cualquier conversación entre el fisio y su paciente puede acabar en un gesto poco afortunado y un rechazo frontal, una huida por peteneras o una denuncia, en el peor de los casos.
Así que, sigue nuestro consejo amigo fisio o paciente, antes de jugártela, tenlo 100% seguro. La mente puede causarte erecciones tanto como contracciones patológicas y la linea entre el bien y el mal es más fina de lo que parece. ¡Luego no digas que no te lo advertimos!
lunes, 29 de junio de 2015
El sexo y la fisioterapia (VI) -> Más zonas erógenas
Hablábamos el otro día de las distintas zonas erógenas que hay en el ser humano y de cómo eran susceptibles de excitarse, de forma consciente o no, en las relaciones fisioterapeuta-paciente. Dentro de este apasionante mundo del sexo, vamos ahora a profundizar sobre cada una de las zonas más proclives. Y es que, lo creías o no, las relaciones entre los fisioterapeutas y sus pacientes son más frecuentes de lo que creemos.
martes, 9 de junio de 2015
El sexo y la fisioterapia (V) -> Las zonas erógenas
Si hemos superado, tanto paciente como fisioterapeuta, la peligrosa fase del rechazo, estaremos, quizá, ante un momento ambiguo en el que, si la intención no es rehuir de los impulsos que podemos sentir más allá de lo meramente profesional y/o curativo, tendremos ganado lo que ya queríamos (o sospechábamos). Pero no por ello queda ahora lo más fácil, todo lo contrario, ahora nos enfrentaremos a la difícil decisión de dar ese primer y único paso.
miércoles, 27 de mayo de 2015
El sexo la fisioterapia (IV) -> El rechazo
Como dijo aquella miss: del mismo modo pero en el sentido contrario, encontramos en la peculiar relación del fisioterapeuta con el paciente la posibilidad del rechazo, es decir, la no aceptación no sólo del tratamiento, sino, yendo más allá, del propio contacto físico.Decíamos que para un fisioterapeuta puede ser súmamente sencillo traspasar la barrera de contacto, habitualmente, después de esto sucede una reacción de aceptación que conduce a una facilitación del tratamiento y a una relajación de la psique de nuestro paciente que puede llevarle a límites inusuales como contarnos su vida íntima, expresar sus inquietudes o incluso curarse. Pero puede darse la circunstancia, más extraña, de que estos mecanismos fallen y se prouzca una reacción adversa por su parte. Incluso puede darse a posteriori, algo todavía más raro, puesto que con el avance de las sesiones, la confianza con el terapeuta aumenta casi exponencialmente. El problema viene cuando nos referimos a esa relación sexual no escrita pero plausible de la que venimos hablando, en ese caso pueden generarse situaciones muy violentas.
miércoles, 13 de mayo de 2015
Entrevista a Patricia Partida, fisioterapeuta y terapeuta ocupacional.
Hoy inauguramos una sección que esperamos ir rellenando poco a poco con experiencias vitales y profesionales. Daremos voz a profesionales que deben tenerla y que, sobretodo, reflejen puntos de vista interesantes y críticos, o que por sus perfiles profesionales, sean de gran interés para nuestra web.
Hemos tenido la suerte de contar para esta entrevista con Patricia, una fisioterapeuta y terapeuta ocupacional que amablemente ha respondido a las preguntas de @laotrafisio sin ningún problema. Hablamos con ella de la habitual polémica entre sus dos profesiones. Aquí tenemos sus impresiones.
PATRICIA: En mi caso personal me aportan mucho los conocimientos que tengo de ambas carreras para tratar de manera más integral al paciente, aunque imagino que esto depende del ámbito de trabajo. Como dejo entrever en la pregunta anterior, soy defensora del equipo interdisciplinar y del trabajo por y para la consecución de un objetivo común, aportando cada uno sus conocimientos teóricos-prácticos específicos de su profesión.
Hemos tenido la suerte de contar para esta entrevista con Patricia, una fisioterapeuta y terapeuta ocupacional que amablemente ha respondido a las preguntas de @laotrafisio sin ningún problema. Hablamos con ella de la habitual polémica entre sus dos profesiones. Aquí tenemos sus impresiones.
-
Vemos que eres TO y Fisio, ¿qué carrera estudiaste primero?¿por qué?
¿Qué te llevo a estudiar la segunda carrera? ¿Te gustó más alguna de las
dos?
PATRICIA: Siempre me llamó la atención
fisioterapia, y en realidad no descubrí la existencia de la terapia
ocupacional hasta que, el mismo año de la selectividad, un profesor me
habló de ella. En ese momento fue cuando pensé que podría cursar las dos
titulaciones, pues las dos me gustaban. Primero estudié terapia
ocupacional, ya que no alcancé la nota de corte de fisioterapia. Dos
años más tarde, cuando iba a empezar el tercer curso de terapia
ocupacional, eché la solicitud para empezar fisioterapia y me
admitieron, pedí la simultaneidad de estudios y en ese año fue cuando
terminé terapia ocupacional y empecé fisioterapia. Desde el principio
siempre me gustó más la fisioterapia, y quizás porque me costó más poder
estudiarla, le doy más valor.
- ¿Qué diferencias sustanciales encuentras entre la TO y la fisioterapia?
PATRICIA: De
forma breve y somera, podría decir que la fisioterapia se centra en el
tratamiento y rehabilitación de lesiones y patologías, y ayuda a
prevenir su aparición, como fisioterapeutas, tratamos específicamente el
aspecto físico del problema; por otro lado, la terapia ocupacional
trabaja fundamentalmente sobre las capacidades funcionales de la
persona, ayudando a optimizar su independencia y capacidad para
llevar a cabo sus actividades de la vida diaria después de una lesión o
patología, además, el terapeuta ocupacional es el encargado de la
evaluación y modificación del entorno, tanto del
hogar como del puesto de trabajo, con el fin de lograr una mejor
calidad de vida.
-
En los últimos tiempos parece haber surgido una polémica con respecto
al ``terapeuta de la mano´´ pues fisios y TOs discuten sobre quién es
más idóneo para este tratamiento específico. ¿Cual es tu opinión al
respecto?
PATRICIA: Como comentaba en la pregunta anterior,
hay diferencias claras en el ámbito de ejecución de la fisioterapia y la
terapia ocupacional, pero también hay puntos comunes, y puede ser que
la discusión surja, precisamente, de esos puntos comunes. En mi opinión,
no creo que haya un "profesional idóneo" para tratar la patología de
mano, sino que cada uno, en su ámbito, es el mejor profesional para
tratar los déficits que se puedan presentar, siempre trabajando con un
objetivo común que es la recuperación óptima del paciente.
- ¿Apostarías por una integración de ambas carreras?
PATRICIA: En mi caso personal me aportan mucho los conocimientos que tengo de ambas carreras para tratar de manera más integral al paciente, aunque imagino que esto depende del ámbito de trabajo. Como dejo entrever en la pregunta anterior, soy defensora del equipo interdisciplinar y del trabajo por y para la consecución de un objetivo común, aportando cada uno sus conocimientos teóricos-prácticos específicos de su profesión.
- No sabemos si habrás leido nuestro post sobre fisioterapia y sexo: http:// laotrafisioterapia.blogspot. com.es/2015/04/el-sexo-y-la- fisioterapia-i-ahora-si.html
¿Qué opinas sobre lo especial de la relación fisioterapeuta paciente?
¿Crees que es innegable la existencia de esta vinculación tan especial?
PATRICIA: Es
cierto que, en algunos casos, existe una relación especial entre
fisioterapeuta y paciente, pero no la relacionaría con el ámbito sexual,
para mí sería más una relación de gratitud, confianza y complicidad,
muchas veces generada por el gran tiempo de intervención directa que
tenemos con los pacientes y por los resultados positivos que obtenemos.
-
Este es un tema un poco tabú pero nos gustaría hablar con franqueza.
¿En alguna ocasión has tenido alguna experiencia cercana a este último
punto? ¿Algún paciente que se haya podido traducir en otra cosa? ¿Crees
que algún paciente ha intentado manifestar una atracción hacia ti alguna
vez?
PATRICIA: En realidad no, nunca he vivido esa situación.
¡Desde la otra fisioterapia ...muchísimas gracias Patricia!
lunes, 11 de mayo de 2015
El sexo y la fisioterapia (III) -> La aceptación
Una vez superada la gran barrera del contacto y comenzada a estimularse la sensibilidad llega ese momento de aceptación del tratamiento, un paso clave en la relación fisioterapeuta-paciente y sobretodo, un paso imprescindible si la relación, por lo que sea, va a convertirse aún en algo más profundo (jo, jo, jo).
Imaginamos ahora el supuesto: un paciente, un fisioterapeuta, valgan para ambos cualquier sexo y condición sexual (compatibles entre ambos, eso sí), una camilla, un lugar aparentemente tranquilo, una situación relajada, contacto manual...y el tiempo. El tiempo es lo que determina las siguientes reacciónes químicas. Según algunos estudios muy estudiosos, de esos que no citan fuentes, sólamente hacen falta 7 minutos para enamorarse, aunque en este que hemos enlazado hemos hecho trampa, pues habla sólo de 8,2 segundos en el caso de los hombres. Siendo como es, este dato, nos favorece. Porque...¿quién ha hablado de amor aquí? Se extá hablando de sexo.
Y es que, seamos francos...Una cosa es enamorarse y otra, muy distinta, sentir ese irrefrenable impulso de acostarse con alguien y dejarle seco. Para el sexo no hace falta mucho más que uno o 2 segundos a lo sumo. Ese par de segundos sólo es necesario para saber si la persona que está en frente está lo suficientemente buena como para provocar ese desequilibrio inequívoco. En una situación en la que, sobre una camilla, o con sus manos sobre nuestra cintura, o con su palma sobre nuestro músculo aductor, sus dedos sobre nuestro cuello o su cercanía sobre nuestra espalda desnuda, estamos poniendo toda nuestra confianza en una persona, perfecto desconocido por principio; es imposible que no se nos pase por la cabeza la tan humana idea del sexo. Sentirnos atraidos por ese calor curativo (si eres paciente) o por esa necesidad de liberación (si eres fisio) puede (y debe) convertirse en lo más normal del mundo.
Además de esta predisposición coyuntural, espacial, temporal y cuasi-profesional existen otros agravantes que invitan a que esta sensación pueda multiplicarse. Se da por hecho que el masaje produce una liberación de endorfinas, si bien no hay alta evidencia científica sobre este asunto, estas sustancias autoliberadas por nuestro organismo aumentan esa sensación agradable y nos reconfortan. Además existen unos puntos o regiones de nuestra piel y nuestro cuerpo que reciben el nombre de zonas erógenas, zonas cuya estimulación sensitiva puede producir directamente una estimulación sexual; y no son pocos precisamente, aunque esto varía según personaas. Y por último existe el mayor de todos los poderes, el de la mente humana, su potencia intuitiva, imaginativa y evocadora puede activar los potenciales de acción adecuados para que se desencadene el deseo. Líbido alta y predisposición a ello (apertura de mente, necesidad fisiológica, tiempo desde la última vez, reiteración, etc) serían los últimos factores estimulantes.
De modo, que si la sesión no es muy dolorosa, e incluso llegando a placentera, todo aquello tan necesario para una relación sexual fructífera: ruptura de la barrera del contacto, sensación de bienestar, atracción y prolegómenos, han sido coser y cantar, poco más de dos o tres sesiones y estamos merced de sus manos (pacientes) o deseando que llegue esa sesión con ese paciente (fisios) que alargamos más de la cuenta sin necesidad ninguna. El rechazo también es una posibilidad, violenta y desagradable. De ello hablaremos en las siguientes entradas y también de lo que hemos mencionado en el párrafo anterior. Se acerca el momento de la verdad...
Imaginamos ahora el supuesto: un paciente, un fisioterapeuta, valgan para ambos cualquier sexo y condición sexual (compatibles entre ambos, eso sí), una camilla, un lugar aparentemente tranquilo, una situación relajada, contacto manual...y el tiempo. El tiempo es lo que determina las siguientes reacciónes químicas. Según algunos estudios muy estudiosos, de esos que no citan fuentes, sólamente hacen falta 7 minutos para enamorarse, aunque en este que hemos enlazado hemos hecho trampa, pues habla sólo de 8,2 segundos en el caso de los hombres. Siendo como es, este dato, nos favorece. Porque...¿quién ha hablado de amor aquí? Se extá hablando de sexo.
Y es que, seamos francos...Una cosa es enamorarse y otra, muy distinta, sentir ese irrefrenable impulso de acostarse con alguien y dejarle seco. Para el sexo no hace falta mucho más que uno o 2 segundos a lo sumo. Ese par de segundos sólo es necesario para saber si la persona que está en frente está lo suficientemente buena como para provocar ese desequilibrio inequívoco. En una situación en la que, sobre una camilla, o con sus manos sobre nuestra cintura, o con su palma sobre nuestro músculo aductor, sus dedos sobre nuestro cuello o su cercanía sobre nuestra espalda desnuda, estamos poniendo toda nuestra confianza en una persona, perfecto desconocido por principio; es imposible que no se nos pase por la cabeza la tan humana idea del sexo. Sentirnos atraidos por ese calor curativo (si eres paciente) o por esa necesidad de liberación (si eres fisio) puede (y debe) convertirse en lo más normal del mundo.
Además de esta predisposición coyuntural, espacial, temporal y cuasi-profesional existen otros agravantes que invitan a que esta sensación pueda multiplicarse. Se da por hecho que el masaje produce una liberación de endorfinas, si bien no hay alta evidencia científica sobre este asunto, estas sustancias autoliberadas por nuestro organismo aumentan esa sensación agradable y nos reconfortan. Además existen unos puntos o regiones de nuestra piel y nuestro cuerpo que reciben el nombre de zonas erógenas, zonas cuya estimulación sensitiva puede producir directamente una estimulación sexual; y no son pocos precisamente, aunque esto varía según personaas. Y por último existe el mayor de todos los poderes, el de la mente humana, su potencia intuitiva, imaginativa y evocadora puede activar los potenciales de acción adecuados para que se desencadene el deseo. Líbido alta y predisposición a ello (apertura de mente, necesidad fisiológica, tiempo desde la última vez, reiteración, etc) serían los últimos factores estimulantes.
De modo, que si la sesión no es muy dolorosa, e incluso llegando a placentera, todo aquello tan necesario para una relación sexual fructífera: ruptura de la barrera del contacto, sensación de bienestar, atracción y prolegómenos, han sido coser y cantar, poco más de dos o tres sesiones y estamos merced de sus manos (pacientes) o deseando que llegue esa sesión con ese paciente (fisios) que alargamos más de la cuenta sin necesidad ninguna. El rechazo también es una posibilidad, violenta y desagradable. De ello hablaremos en las siguientes entradas y también de lo que hemos mencionado en el párrafo anterior. Se acerca el momento de la verdad...
jueves, 30 de abril de 2015
El sexo y la fisioterapia (II) -> La sensibilidad
Decíamos en la anterior publicación que existe una relación innegable entre fisioterapia y sexo, por el mero hecho de estar vivos y de pertenecer a la raza humana: un extraño bicho animal que tiene algo de inteligencia. Contra natura parece estar el que niegue que cualquie relación que implique un contacto físico directo deberá pasar por el innegable tamiz de la atracción personal. Que exista o no atracción entre dos personas se debe a múltiples factores que, por conveniencia social, tardamos en poner en funcionamiento (aunque cada vez menos). Pero traspasar la barrera de lo físico tan pronto, como sucede en el oficio de la fisioterapia, puede acelerar cualquier proceso biológico latente, para bien o para mal. Y todo se debe a un factor clave, la exploración de la sensibilidad.
La sensibilidad, en el aspecto más orgánico, viene dada a través de muchos receptores nerviosos que tenemos en la piel y en el interior de nuestro cuerpo. Estos sensores se estimulan ante variaciones externas o internas producidas por diversos factores y están muy especializados. Esto quiere decir que tenemos receptores exclusivamente para la temperatura, la presión, las sensaciones punzantes, el dolor, el tacto superficial...¡Incluso los pelos forman parte de ese sistema de sensibilidad! Hay algunas teorías muy interesantes que apuntan sobre esto mismo. Existe un músculo erector casi para cada pelo de nuestro cuerpo. Estos músculos se activan en un mecanismo erector (ejem) ante distintas sensaciones, normalmente superficiales y sensitivas, pero también psicológicas o químicas, como el miedo o el enamoramiento (o el miedo al enamoramiento).
Cuando una persona es capaz, de una u otra manera, de activar tal cantidad de información en tan poco tiempo, como sucede cuando un fisioterapeuta trabaja con sus manos sobre nuestro cuerpo; la sacudida sensitiva es tan fuerte (e incluso puede que violenta) que nos podríamos sentir desnudos ante esa persona. Esta sensación interna, en la mayoría de los casos se traduce en una relajación a la larga, si bien en un primer momento el miedo a lo desconocido y la saturación de sensibilidad nos pueden llevar al rechazo. Pero los pacientes deben acomodar su sistema nervioso a nuestras manos y depositar en ellas su confianza, es parte dle mescanismo de curación. Esta entrega tan rápida y fluida de la confianza suele establecer vínculos poderosos entre el fisioterapeuta al paciente así como la ya mencionada ruptura de barreras. De pronto el sujeto lesionado se encuentra con una mano salvadora que, sin ojos, parece haberle visto hasta los rincones del alma.
Unas manos expertas pueden causar sensaciones muy placenteras. Al resto, ayuda la mente y esa otra cosa inexplicable que a veces sucede.
La sensibilidad, en el aspecto más orgánico, viene dada a través de muchos receptores nerviosos que tenemos en la piel y en el interior de nuestro cuerpo. Estos sensores se estimulan ante variaciones externas o internas producidas por diversos factores y están muy especializados. Esto quiere decir que tenemos receptores exclusivamente para la temperatura, la presión, las sensaciones punzantes, el dolor, el tacto superficial...¡Incluso los pelos forman parte de ese sistema de sensibilidad! Hay algunas teorías muy interesantes que apuntan sobre esto mismo. Existe un músculo erector casi para cada pelo de nuestro cuerpo. Estos músculos se activan en un mecanismo erector (ejem) ante distintas sensaciones, normalmente superficiales y sensitivas, pero también psicológicas o químicas, como el miedo o el enamoramiento (o el miedo al enamoramiento).
Cuando una persona es capaz, de una u otra manera, de activar tal cantidad de información en tan poco tiempo, como sucede cuando un fisioterapeuta trabaja con sus manos sobre nuestro cuerpo; la sacudida sensitiva es tan fuerte (e incluso puede que violenta) que nos podríamos sentir desnudos ante esa persona. Esta sensación interna, en la mayoría de los casos se traduce en una relajación a la larga, si bien en un primer momento el miedo a lo desconocido y la saturación de sensibilidad nos pueden llevar al rechazo. Pero los pacientes deben acomodar su sistema nervioso a nuestras manos y depositar en ellas su confianza, es parte dle mescanismo de curación. Esta entrega tan rápida y fluida de la confianza suele establecer vínculos poderosos entre el fisioterapeuta al paciente así como la ya mencionada ruptura de barreras. De pronto el sujeto lesionado se encuentra con una mano salvadora que, sin ojos, parece haberle visto hasta los rincones del alma.
Unas manos expertas pueden causar sensaciones muy placenteras. Al resto, ayuda la mente y esa otra cosa inexplicable que a veces sucede.
jueves, 23 de abril de 2015
El sexo y la fisioterapia (I) -> Ahora sí
Ahora sí, tras nuestro provocador primer post en el que mucho prometíamos y poco dábamos, vamos a empezar a encarar este tema con absoluta franqueza, transparencia y sinceridad posible. Sinceridad con nosotros mismos y sinceridad con nuestro entorno. Y es que al fin y al cabo seguimos siendo seres humanos, esto es, animales también, y eso implica un gusto implícito por lo carnal en la mayoría de los casos. Y tiene la profesión del fisioterapeuta algo más carnal que la propia profesión del carnicero, del sexólogo o de casi cualquier profesión que exista.
Tiene una peculiaridad esta profesión que la sitúa por encima del resto en cuanto a las relaciones humanas se refieren, la barrera del contacto manual se rompe de manera inmediata y casi sin preámbulos, muchas veces en la primera cita. El paciente acude al fisioterapeuta desesperado para solucionar un problema de salud, un dolor, una limitación funcional...y cuando quiere darse cuenta se encuentra frente a una persona que media hora antes no conocía, en la que tiene que confiar plenamente y que encima...¡le está tocando! Según los expertos la ruptura de esta barrera del contacto físico trae de la mano varias sensaciones que influyen sobretodo en la percepción que tiene la otra persona de nosotros. Contacto físico y lenguaje corporal sirven para demostrar el interés sin palabras, para la atracción, la dominancia sutil, generar una complicidad y abrir la puerta al terreno sexual.
Sin embargo a los fisioterapeutas no se nos alerta de esto. Somos profesionales y trabajamos desde la profesionalidad, pero negar la condición humana es...¡inhumano!, valga la redundancia. Podemos derretir emocionalmente a una persona con las manos y obtener mejores resultados que con la mejor de las técnicas aplicadas y sin embargo no usamos esto a nuestro favor en la mayoría de los casos, pues siendo una profesión que consigue mayores sinceridades en el alma que la propia de psicólogos, dejamos que estas escapen sin entender su buena poesía. El éxito del buen fisioterapeuta, para nosotros, se basa en analizar y comprender bien lo que supone derribar esta barrera. Saber manejarse a la perfección con ella es muy interesante, puesto que abre también otros caminos inexplorados antes en los que a veces no hay vuelta atrás.
Y es aquí donde brota uno de esos caminos, el de la sexualidad y el sexo en la fisioterapia. El contacto de la piel con la piel es tan primitivo como el ser humano y tan necesario como la propia alimentación.Por suerte, aquí comienza nuestra profesión.
Tiene una peculiaridad esta profesión que la sitúa por encima del resto en cuanto a las relaciones humanas se refieren, la barrera del contacto manual se rompe de manera inmediata y casi sin preámbulos, muchas veces en la primera cita. El paciente acude al fisioterapeuta desesperado para solucionar un problema de salud, un dolor, una limitación funcional...y cuando quiere darse cuenta se encuentra frente a una persona que media hora antes no conocía, en la que tiene que confiar plenamente y que encima...¡le está tocando! Según los expertos la ruptura de esta barrera del contacto físico trae de la mano varias sensaciones que influyen sobretodo en la percepción que tiene la otra persona de nosotros. Contacto físico y lenguaje corporal sirven para demostrar el interés sin palabras, para la atracción, la dominancia sutil, generar una complicidad y abrir la puerta al terreno sexual.
Sin embargo a los fisioterapeutas no se nos alerta de esto. Somos profesionales y trabajamos desde la profesionalidad, pero negar la condición humana es...¡inhumano!, valga la redundancia. Podemos derretir emocionalmente a una persona con las manos y obtener mejores resultados que con la mejor de las técnicas aplicadas y sin embargo no usamos esto a nuestro favor en la mayoría de los casos, pues siendo una profesión que consigue mayores sinceridades en el alma que la propia de psicólogos, dejamos que estas escapen sin entender su buena poesía. El éxito del buen fisioterapeuta, para nosotros, se basa en analizar y comprender bien lo que supone derribar esta barrera. Saber manejarse a la perfección con ella es muy interesante, puesto que abre también otros caminos inexplorados antes en los que a veces no hay vuelta atrás.
Y es aquí donde brota uno de esos caminos, el de la sexualidad y el sexo en la fisioterapia. El contacto de la piel con la piel es tan primitivo como el ser humano y tan necesario como la propia alimentación.Por suerte, aquí comienza nuestra profesión.
jueves, 16 de abril de 2015
El sexo y la fisioterapia (I)
¿Existe el sexo en fisioterapia? ¿Existe la posibilidad, quizá remota, de que eso mismo que estás pensando de tu fisioterapeuta ...ella y tú...tú y él...sea cierto? ¿Y si....quizá...yo...intentara?
¡DETENTE!
Por supuesto no teníamos una maliciosa, ambiciosa y mejor idea que empezar este blog hablando de otra cosa que no fuera sexo. O, ¿qué esperabais? ¿Que hablásemos de lo de siempre? De la típica información técnica, insulsa y aburrida de la que hablan la gran mayoría de blogs. ¡No! Para eso ya están todos esos blogs ya existentes, formidables o no (en la mayoría de los casos), con los que podéis resolver vuestras dudas principales sobre lo que es un esguince grado III, una tendinitis del supraespinoso o sobre como realizar el estiramiento específico del músculo delgado plantar. ¡Este blog promete ser mucho más interesante! ¡Este blog hablará sobre todo aquello que siempre quisiste saber sobre la profesión y nunca te atreviste a preguntar. ¡Temas espinosos, escabrosos, faranduleros e interesantísimos! ¡Queridos colegas fisioterapeutas! ¡Queridos pacientes! ¡Sed todos bienvenidos!
Y ahora que os habéis puesto cómodos y que el interesante y prometedor título del artículo os tiene aquí leyendo en vilo como posesos, sólo podemos hacer una cosa: dejaros con la miel en los labios... No. No nos odiéis todavía. No os hemos mentido. Pensamos hablar de sexo, entre otras muchas cosas. Pensamos explayarnos en lo profundo y lo complejo e interesante de la extraña relación fisioterapeuta-paciente, que ningún sabio ha conseguido nunca explicar. Y también pensamos hablar de otras muchas cosas que nunca os dejarán indiferentes. ¡Prometido! ¡Prometido!
Si eres fisioterapeuta y siempre has querido comentar algunas cosas de tu profesión pero nunca te has atrevido, ¡este es tu blog! Si eres paciente y siempre has querido conocer un poco algunos pormenores de la profesión, ¡este es tu blog! Si eres un persona curiosa, desenfadada y que además, acudes de vez en cuando a tu fisioterapeuta porque te cuida mucho y porque te gusta experimentar la bonanza terapéutica de sus placenteras manos, entonces...¡ESTE ES TU BLOG!
Esto es sólo una declaración de intenciones. Pronto habrá mucho más. ¡Bienvenid@s a ''La Otra Fisioterapia''!
¡DETENTE!
Por supuesto no teníamos una maliciosa, ambiciosa y mejor idea que empezar este blog hablando de otra cosa que no fuera sexo. O, ¿qué esperabais? ¿Que hablásemos de lo de siempre? De la típica información técnica, insulsa y aburrida de la que hablan la gran mayoría de blogs. ¡No! Para eso ya están todos esos blogs ya existentes, formidables o no (en la mayoría de los casos), con los que podéis resolver vuestras dudas principales sobre lo que es un esguince grado III, una tendinitis del supraespinoso o sobre como realizar el estiramiento específico del músculo delgado plantar. ¡Este blog promete ser mucho más interesante! ¡Este blog hablará sobre todo aquello que siempre quisiste saber sobre la profesión y nunca te atreviste a preguntar. ¡Temas espinosos, escabrosos, faranduleros e interesantísimos! ¡Queridos colegas fisioterapeutas! ¡Queridos pacientes! ¡Sed todos bienvenidos!
Y ahora que os habéis puesto cómodos y que el interesante y prometedor título del artículo os tiene aquí leyendo en vilo como posesos, sólo podemos hacer una cosa: dejaros con la miel en los labios... No. No nos odiéis todavía. No os hemos mentido. Pensamos hablar de sexo, entre otras muchas cosas. Pensamos explayarnos en lo profundo y lo complejo e interesante de la extraña relación fisioterapeuta-paciente, que ningún sabio ha conseguido nunca explicar. Y también pensamos hablar de otras muchas cosas que nunca os dejarán indiferentes. ¡Prometido! ¡Prometido!
Si eres fisioterapeuta y siempre has querido comentar algunas cosas de tu profesión pero nunca te has atrevido, ¡este es tu blog! Si eres paciente y siempre has querido conocer un poco algunos pormenores de la profesión, ¡este es tu blog! Si eres un persona curiosa, desenfadada y que además, acudes de vez en cuando a tu fisioterapeuta porque te cuida mucho y porque te gusta experimentar la bonanza terapéutica de sus placenteras manos, entonces...¡ESTE ES TU BLOG!
Esto es sólo una declaración de intenciones. Pronto habrá mucho más. ¡Bienvenid@s a ''La Otra Fisioterapia''!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)