martes, 20 de octubre de 2015

El sexo y la fisioterapia IX -> Endorfinas y feromonas

''Las endorfinas son neuro-péptidos (pequeñas cadenas proteicas) que se liberan a través de la médula espinal y del torrente sanguíneo. Son opiáceos naturales del organismo que puede ser hasta 20 veces más potentes que los medicamentos contra el dolor que se venden en las farmacias.''

Si a todo esto añadimos que además: 

o    Promueven  la calma
o    crean un estado de bienestar
o    mejoran el humor
o    reducen el dolor
o    retrasan el proceso de envejecimiento
o    potencian las funciones del sistema inmunitario
o    reducen la presión sanguínea
o    contrarrestan los niveles elevados de adrenalina asociados a la ansiedad
o    ayudan a reducir los síntomas, ya que la Mente del Cuerpo nota que la persona esta haciendo caso a la necesidad de más (no menos) satisfacción emocional.
o    Demuestran a la Mente que la reducción de los síntomas es posible- y la recuperación también.


Diremos que las endorfinas son mejores que la mejor de las drogas que existen o hayan sido jamás diseñadas por mano humana. De hecho, hay quien se vuelve adicto a ellas, sin saberlo.





Lo cierto es que no hay mucho demostrado sobre los mecanismos de actuación exactos de estas sustancias pero, si lo suficiente como para saber que se trata de una de las drogas más placenteras que existen. ¡Y encima gratis! Se supone que el ejercicio físico es lo que más la libera. También el sexo, una buena comilona, los pequeños placeres, la propia felicidad...Habréis conocido por tanto a personas con este tipo de adicciones, son aquellos obsesos por el ejercicio físico, o los que están enganchados por el sexo día sí, día también. No lo saben, pero parte de sus modos de vida están encaminados a recibir esa droga en su cuerpo, droga que sólo tienen si hacen esto mismo y que quieren volver a sentir. ¡Ojo! No cualquier tipo de sexo libera la misma cantidad de endorfinas. Por eso hay personas y personas...

La cosa es que los fisioterapeutas podemos tener un don, casi único, que nos puede definir como profesión. Además de rehabilitar, prevenir, curar, bla bla bla...tenemos la disposición, casi mágica, de poder estimular la liberación de endorfinas en nuestros pacientes. NO ESTÁ DEMOSTRADO, vaya por delante antes de que nos ataquen los puristas, PERO ES DE CAJÓN DE MADERA DE PINO que el masaje es una técnica que produce la segregación de esta sustancia en nuestro organismo, que se reparte a través del sistema nervioso. Si no, ¿de qué?. Puesto que un masaje, bien hecho ¡ojo!, resulta casi siempre placentero. Y no sólo la masoterapia, sino también otras muchas técnicas pueden producirla: una cinesiterapia asistida que no sea dolorosa, estiramientos, manipulaciones, hidroterapia...Un largo abanico que puede unirse a un cómodo lugar y a una apetecible situación, como cóctel exclusivo sexual.


A su vez, en los últimos tiempos es moda, corriente y necesidad hablar de las feromonas. En esto, los estudios son un poco ambiguos en cuanto a la metodología, aunque hay alguno que otro que quiere sentar cátedra. Al menos en cuanto a su probada existencia se refiere. Se trata de sustancias químicas secretadas por los seres vivos con el fin de provocar comportamientos específicos en otros individuos de la misma especie. En algunos animales se ha comprobado, por activa y por pasiva, su funcionamiento, pero en el caso del ser humano no está claro del todo como se comportan. Se supone que el órgano vómero-nasal es el encargado de traducirle este tipo de estímulo al cerebro (¿el famoso sexto sentido quizá? ¿O séptimo). Este órgano se encuentra en la pituitaria, en la nariz, y su relación intrínseca con el sentido del olfato parece incuestionable.

Es de suponer entonces que en cualquier tipo de relación fisioterapeuta - paciente se produce una secreción de estas feromonas, inconscientes o no, que pululan por el ambiente hasta llegar al órgano mencionado. La distancia entre ambos sujetos, factor clave para la transmisión de estas mismas, puede ser bastante corta, llegando incluso a convertirse en una de estas distancias que traspasan la barrera más personal. Tienen por tanto que considerarse a estas pequeñas invitadas como un factor importante en las relaciones, que aunque las  hayamos dejado para el final de esta serie, no tienen menos importancia que todos los factores previos. De hecho, podría tratarse de uno de los puntos claves más insospechados y más poderosos, quizá el principal motor que mueva todo este tipo de situaciones y que pueda hacer, que tanto un fisioterapeuta como un paciente, se atrevan a traspasar esa barrera de la profesionalidad para alcanzar los sempiternos y divinos terrenos del sexo.


Lo dejamos ahí. Cierra este reportaje un pequeño relato que puede haberle ocurrido a cualquiera, en cualquier sala de fisioterapia, en cualquier lugar, con cualquier paciente, ante cualquier circunstancia, cualquier día...Tan probable como posible, tan fugaz como longevo, tan enigmático como exacto; ninguno estamos exentos a que pueda pasarnos en esta relación tan especial. Ojalá os animarais a compartir aquí algunas experiencias, siempre con carácter anónimo si queréis, pero tan interesantes y edificantes, sobretodos.

¡Y estimulantes! ¿Por qué no?

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