lunes, 27 de abril de 2015

Fisioterapia: Definición ambigua

Uno de los más graves problemas en el reconocimiento de la fisioterapia como profesión digna (digamos) es el de la falta de una definición potente que refleje bien qué es lo que somos y que nos aleje del masajista tipo que a veces tan merecido tenemos. La definición más típica y que durante la carrera se escucha muchas veces, para luego caer en el olvido absoluto es la de la OMS.

El arte y la ciencia del tratamiento por medio del ejercicio terapéutico, calor, frío, luz, agua, masaje y electricidad. Además la Fisioterapia incluye la ejecución de pruebas eléctricas y manuales para determinar el valor de la afectación y fuerza muscular, pruebas para determinar las capacidades funcionales, la amplitud de movimiento articular y medidas de la capacidad vital, así como ayudas diagnósticas para el control de la evolución.

Nunca antes se vió párrafo tan largo y ambiguo, que desde 1958 nos domina y gobierna, sin embargo aún peor esclarecida está la definición de la Confederación Mundial por la Fisioterapia WCPT: 

Desde el aspecto relacional o externo, como “uno de los pilares básicos de la terapéutica, de los que dispone la Medicina para curar, prevenir y readaptar a los pacientes; estos pilares están constituidos por la Farmacología, la Cirugía, la Psicoterapia y la Fisioterapia

Deja de lado lo mejor que tiene la anterior definición: lo de arte, y supedita la ciencia a los designios de la medicina, algo que se ha convertido en la batalla del siglo XXI que a tantos fisios y pro-fisios trae por la calle de la amargura.


Lo que está claro es que la definición rezuma a viejo que tira de espaldas, parece que se hizo en aquella época siniestra de los orígenes de la fisioterapia, necesaria para entender lo que somos hoy en día. Calor, frío, luz, agua, masaje y electricidad siguen siendo agentes físicos que usamos necesariamente. Bueno luz...ejem...Pero desde que la fisioterapia intenta ser invasiva, acercándose por ende a la medicina, empiezan a aparecer nuevas técnicas que cada vez requieren mayores aparatajes y que cada vez se parecen menos a la fisioterapia clásica. Viendo que hoy en día puede verse a un fisio utilizar una aguja, un EPI-NO, un roboto, un gancho, un INDIBA o una pata de cordero, para tratar, y sabiendo que ahora podemos ser doctores y todo, situándonos curricularmente por encima de los médicos incluso, quizá debamos plantearnos lo que somos más en serio.


El paciente de a pie te sigue viendo como un masajista, pero tú quieres aparentar que no lo eres y para ello necesitas de toda esta formación moderna que ha surgido en los últimos 10-15 años y que viene a paliar nuestro vacío existencial. No eres capaz de reconocer que hacer masajitos te cansó muy rápido y quieres indagar en todos los campos posibles que te alejen de ello. Huyes en el sentido contrario de lo que fue un día la fisioterapia y te acercas cada vez más a la medicina, la enfermería, la psicología (aguantando pacientes), la terapia ocupacional (¿qué es eso?) la osteopatía (¿qué es eso?) o la educación física. Cada uno de estos apartados merece un capítulo a parte y seguro que te lo escribiremos insensata fisio, pero de momento confórmate con ser un masajista especialista en nada. ¡Y a mucha honra!



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