jueves, 11 de junio de 2015

Dolores de mierda

En los años 90 del pasado siglo, no hace tanto, hablarle a alguien de fisioterapia era como preguntarle la hora en japonés. A pesar de que la profesión existía, sólo aquellos osados enfermeros que se hicieron fisios y los diplomados de primera generación sabían de lo que hablaban. Ni si quiera los familiares de estos últimos comprendían muy bien de que iba aquello. Pasados 20 años, la realidad es que casi todo el mundo sabe lo que es un fisio, aunque no sepa muy bien para qué sirven del todo, ni se les tenga valorados como nos gustaría. La fisioterapia ha venido para quedarse, con todas sus virtudes y defectos. Como de las virtudes hablan el 99% de los blogs, nosotros hablaremos de algunos de sus defectos, que nos pone más. En esta ocasión, hablaremos de la asfixiante proliferación de los misteriosos dolores inexplicables.



Ya sabéis, queridos pacientes, que el dolor es un mecanismo complejo activado por la nocicepción, una suerte de mecanismo de defensa neurológico que nos avisa de algo lacerante para nosotros. A través de terminaciones nerviosas recibimos información que el cerebro traduce en este daño que sentimos, que no tiene porque ser sólo físico, sino también psíquico (en ocasiones mucho peor). El dolor ha existido siempre, es más antiguo que el homo sapiens, pues ya otros animales presentaban este circuito neuronal hace millones de años. En aquellos años 90 de los que hablaba, el dolor acostumbraba a manejarse con fármacos, inservibles o insuficientes en muchos casos y...poco más. Haga ejercicio y beba mucho líquido, decía quizá el médico, cuando no sabía que hacer. Pobre de aquella persona con un dolor crónico que no encontraba paliativos. Pero no manejaremos aquí este asunto, pues hemos venido a hablar de los dolores de mierda. Así, literal.

Vamos a ver. Si en los años 90 os dolía un día el codo y al día siguiente no, que es algo frecuente....o si habíais dormido mal y os levantabais con dolor de cuello que se os pasaba a los dos días, como si nada... O si la punta del meñique izquierdo del pie os emitía un microhormigueo pseudo-doloroso...¿le dabais algún tipo de importancia? ¿Creéis que en la carrera nos han enseñado a explicar cualquier tipo de dolor (algo que por cierto jamás le habéis reclamado a los médicos, que estaban antes)? ¿Pensáis de verdad que todos los microdolores tan pasajeros son importantes? Y lo peor de todo, ¿crees que sólo a vosotros os duele la espalda? Desde la otra fisioterapia decimos...¡BASTA! Vuestros amigos fisios están hasta los coj**** de que les preguntéis por dolores inexplicables, dolores absurdos, dolores de mierda...Un dolor de ese tipo tiene menos importancia que el público en un plató de televisión.
Y es que los peores en este asunto somos los propios fisios, que hemos fomentado esta especie de cultura del dolor y ahora padecemos las consecuencias. Por no decirle que NO a nuestro primo de turno que aprovecha la reunión familiar para preguntarnos por un dolor que tiene a veces en el pie, pero que le sube hasta el pezón derecho y que, encima, le da igual la respuesta que le demos porque a él le va bien haciendo unos extraños ejercicios que le aconsejo el médico...ahora nos toca apechugar. Conocemos pocos fisioterapeutas que no quieran hacer una tesis doctoral sobre cualquier mínima chorrada que le pase a nadie. ¡Paremos esto por favor! Por respeto a aquellos dolores importantes de verdad, frenemos al friki que le gusta que le toquemos y que nos tiene que hacer un examen de anatomía palpatoria cada vez que le vemos. Hay que saber quitar hierro e importancia a los asuntos tan banales que a veces nos preguntan, dejemos de alimentar a nuestro colega el paranoico o al que no hace más que sobreinformarse en internet.¡A nosotros también nos duele la espalda! Y seguramente estemos mil veces peor que nuestros pacientes. ¡Que vuelvan los años 90 por favor! Los dolores existían sí, pero no los dolores de mierda.

1 comentario:

  1. Mu grande hija, que razón tienes, te acabo de descubrir y me parto contigo.

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