lunes, 29 de enero de 2018

Relatos de fisioterapia -> Fisioterapia salvaje (Capítulo 6)

Era un centro de especialidades, lo que toda la vida mis padres habían tenido a bien llamar ambulatorio. Antes de llegar allí ya había acudido al traumatólogo de la mutua, con el CD de las radiografías que me habían hecho en otro lugar. No veía nada raro, posiblemente serían contracturas. Todo lo achacaban a mi condición de informático sedentario. Y al parecer esas contracturas debían de ser muy gordas, pues no había fisio en la tierra capaz de quitármelas. Eran todo alivios pasajeros, que no conseguían devolverme al statu quo anterior.

Por fin llegó mi turno. Por fin. Por fin. Por decir algo...



La sala era fría, el ambiente era muy frío, todo muy extraño aquella mañana. Me hubiera gustado estar acompañado ese día. Quizá por mi primera pareja, con la que empezó todo este extraño procedimiento. Quizá por la segunda, la que me hizo cabalgar a nuevos lugares de locuras. Quizá por mi madre, la que siempre cuidó de mi realmente.

Después de las presentaciones de rigor, me agradó saber que el traumatólogo me miraba a los ojos e iba al grano. Era un chico joven pero bastante atento, no se tomó en broma mi dolor y me dejó explicarme tranquilamente. Cuando terminó me solicitó el CD de las radiografías. Lo introdujo en el ordenador. Que obsoletos están, pensé, todavía sin usar pen-drives en la sanidad. Yo que me dedicaba a la informática. Con cara de pasmarote esperé su veredicto, pero este no llegaba...

Me pidió disculpas y me dijo que quería llamar a un compañero, no debía tenerlo muy claro. Salió de la sala y me dejó allí sólo, como con un vacío sepulcral. Quince minutos después regresó para darme la ostia de mi vida en las narices. Me dijo que me iba a pedir una analítica, una resonancia y una biopsia. ¿Una biopsia? ¿De qué? De hueso...Yo no sabía ni que aquello era posible. Eso me sonaba a cáncer...¿Cáncer? Giró la pantalla del ordenador y me lo explicó.


- Esta especie de masa de color distinto en esta vértebra de aquí, me invita a pensar que pueda haber algún tipo de malformación celular. Sin saber bien lo que es, eso nos lo dirán mejor las pruebas, no debemos dejarlo pasar. En este punto además se aprecia una cierta desviación de la curva en la espalda, como un inicio de escoliosis. Hay escoliosis secundarias a malformaciones óseas y ello puede generar dolor, aunque su dolor también puede estar asociado a la propia tumoración del hueso.

Tumoración. Al escuchar esa palabra lo demás dio igual, no sabía si se le había escapado al médico desde su subconsciente, pero la palabra estaba ya servida. A continuación me hizo toda una serie de preguntas a cerca de mi dolor como no había escuchado nunca. Que si algo me lo calmaba, que si era por la noche, que si iba a más, que si me hacía encogerme...Pero a mi me daba igual, creo que respondía casi de forma automática y sin darme cuenta, mi cabeza estaba medio abstraída sopesando la probabilidad de que realmente tuviera algún tipo de cáncer. El traumatólogo no se dio mucha cuenta, pero me acababa de dejar ko.

Salí de allí con más preguntas que respuestas pero incapaz de formulármelas. Ahora con la reflexión todo se ve distinto, pero entonces no hubiera podido describir la batalla interior que se libraba dentro de mí. Cáncer. Esa palabra tiene un poder superior a todas las demás. Es decirla y paralizarse el mundo. Maldita epidemia. Un tumor, un cáncer. Una mierda. Una mierda de células malformadas que están en tu cuerpo y avanzan imparables para matarte. ¿Voy a morir? ¿Voy a morir? ¿Tan joven? Y ya? ¿Esto ha sido mi vida? ¿Ésto ha sido todo? ¿Sólo esto? Joder. Joder. No cesaba de preguntármelo todo el rato.

Los siguientes días estuve encerrado en mi casa, sólo. Cerré las persianas, las puertas. En el trabajo dije que me sentía indispuesto, que no podía ir. Contesté alguna llamada de mi madre con evasivas y a la que se supone que era mi pareja no la cogí el teléfono. No encendí el ordenador al principio, pero luego sí. Y empecé a leer y leer. Y a leer. Mal hecho. Mal, joder. Sólo leía mierdas, veía fotos de tumores y las quitaba rápidamente de mi vista. No leía la palabra muerte, pero ésta parecía estar escrita en cada letra. Me mantuve en un estado de paranoia de la que nada me sacaba.

Hasta que un día, una llamada de teléfono, lo hizo.


El médico sonó grave. Era grave. Era cáncer. Sí, confirmado. Un osteosarcoma. Después de todas las pruebas, faltaban los resultados de la metástasis.

En ese punto recobré algo de cordura. No sé si pasé por esos pasos que dicen los expertos, negación-aceptación y todo ese rolló que también leí en algún momento. El ¿por qué a mí? acudía todo el rato, como un perro rabioso para comerme por dentro. Las horas tirado en el sofá eran incontables. Ni siquiera encendía la tele y me levantaba sólo para hacer mis necesidades. Un día me miré al espejo y me encontré todavía más cheposo, como viejo, derrotado por la vida, la corta vida que parecía que podía tener. No se puede describir la sensación de impotencia, nadie que no lo viva lo entendería del todo, pero la angustia y la soledad me destrozaban por dentro, aunque creo que no era muy consciente. Quería estar sólo. Sólo hasta que tuviera más claro lo que hacer. Seguía sin querer saber nada de nadie, era mi batalla personal, todo el mundo me estorbaba. Volví a ir al trabajo, pero me comportaba con los compañeros de forma hostil, a penas hablaba con nadie y regresaba lo antes posible a mi cueva. Tampoco ponía la calefacción y eso a pesar del frío que hacía, pero aquellos días yo me sentía inerte, nada me preocupaba más allá de lo que me habían dicho. Ni mi aspecto, ni mi historia, ni mi vida...¿Y si acababa con todo? Quizá era más fácil, menos sufrimiento. Sólamente un salto, un momento de horror y...

¡No! Mi vida no podía terminar así, no quería que así fuese.Merezco más. Merezco vivir joder. ¿Por qué lo voy a merecer? A ver...¿por qué? Quien soy yo diferente a otro para poder merecerlo.

Luchando por sobrevivirme a mí mismo, un día pude juntar ideas y cavilar sobre el proceso que me había llevado hasta aquí. No era mucho, no servía y no me iba a curar, pero si que me sirvió para darme cuenta de una cosa.

1) Primero acudí a un fisioterapeuta de mi barrio que achacó mi ruptura a un problema en la vértebra D8
2)  Después a otra fisioterapeuta que me trataba de un modo místico, hablándome de energías y con un componente extra de relajación en sus sesiones
3) Después fui al médico de cabecera, me recomendó que siguiera yendo al fisio y me derivó al traumatólogo. No me tocó.
4) Después fui a otro fisio que me clavó sus agujas y me puso unos vendajes.
5) Luego acudí a ese que llamaban "el brujo" en una experiencia extraña en la que me hizo escupir sobre un vaso con agua. Ni si quiera tengo claro que fuera fisioterapeuta.
6) Después volví al médico por un dolor de tripa, me mandó suero.
7) Luego fui a una osteópata que me hizo una especie de masaje visceral
8) A continuación seguí una dieta recomendada por un fisioterapeuta que se supone que me iba a hacer una limpieza de hígado, pues ese decían que era mi problema
9) Luego acudí al rehabilitador de la mutua, que me mandó al fisio sin casi valorarme
10) El siguiente fisio, el de la mutua, o más bien los siguientes, pues cada día era uno, me trataban con aparatos la espalda y me daban masajes muy cortos. Todo era muy confuso allí y no entendía tan poca seriedad.
11) Después acudí al médico de digestivo, que gruñó al conocer que había hecho esa extraña dieta del hígado y me mandó nuevas analíticas
12) El siguiente fue el traumatólogo de la mutua, que me valoró mejor pero me volvió a mandar a la granja de fisioterapia en la que había estado
13) Regresé a la fisioterapia de la mutua, donde ya se dio el cachondeo final
14) Por último el traumatólogo de la seguridad social sospechó que tenía cáncer y el oncólogo me lo ha terminado de confirmar.

Vale. Después de más de seis fisioterapeutas, cinco médicos y un ¿chamán?, ¿cómo es posible que sólamente uno fuera capaz de sospechar la existencia de un tumor? Me gustaría ser ecuánime y sincero con lo que he vivido. Después de leer tanto, soy consciente de que diagnosticar un tumor óseo no es nada sencillo, ni si quiera detectar claramente alguno de sus signos. Pero no es eso lo que yo critico en esta reflexión. Exceptuando al chamán, al que reconozco que acudí por desesperación en el momento que más perdido me encontraba, entiendo que los demás eran todos profesionales sanitarios. Lo que uno espera de un profesional sanitario es que por lo menos le haga una buena exploración, que no deje cabos sueltos, incluso aunque pueda parecer la cuestión más simple del mundo. A muy pocos de esos a los que acudí les vi anotar los síntomas en un ordenador. Ninguno valoró otras opciones, todos lo achacaban a aquello que más sabían sin preguntarse sobre lo que no sabían. Sin dudar ni un sólo instante. De hecho, sólo aquellos que dudaron fueron los que finalmente me mostraron lo que tengo.

Me han tocado el hígado, las fascias, los tendones, los músculos, los huesos...Me han puesto agujas, vendas raras, dietas extrañas...Me han tratado como a un espíritu antiguo, como el mejor cliente del mundo o como a una parte más del ganado...He pasado por todo tipo de situaciones y después de este periplo con conocimiento de causa puedo decir, que no he sido tratado profesionalmente como debía, pues aunque fuera el más in detectable sabía, los profesionales sanitarios a los que he acudido creían saberlo todo y tener las ideas muy claras, y solamente han demostrado no tener ni puta idea de nada. No sé que es, pero está claro que algo falla en el sistema que me hace pasar por 14 sanitarios distintos, públicos, privados y concertados, sin que ninguno tenga a bien dudar sobre mí y sobre mi proceso, cuando era evidente que algo no funcionaba.



Y ahora ya, después de todo, quizá sea demasiado tarde, porque sé que me estoy muriendo...

3 comentarios:

  1. Luego dicen que lo de "las banderitas rojas es una tontería".
    El spray and pray no debería de estar permitido en ciencias de la salud.

    ResponderEliminar
  2. De las mutuas no te puedes fiar y de la seguridad social para problemas articulares a medias

    ResponderEliminar