lunes, 13 de marzo de 2017

Radiografía de la fisioterapia gallega

Canción  para leer este post y deleitarse, o morir en el intento

Miña terra galega, donde el cielo es siempre gris (menos este año). Ondiñas venen e van, ni aquí ni allá, ni mucho ni poco, ni frío ni calor, ni me mojo ni tampoco, ni sí ni no. Gloriosos pueblos ártabros, célticos, galaicos, que nos brindasteis los mejores frutos del mar, el más cantarín acento, a Mariano Rajoy y también, una de las primeras y más prestigiosas escuelas de fisioterapia. Mucho os debe la fisioterapia sin saberlo. ¡Oh tú! Galicia, que siempre calidade , menos en cuanto a empleo público se trata. Déjanos sumergirnos en la bonanza de tus montes, tus aguas sabor percebe y tus fisios nécoras, que con sus manos libran de adherencias las galaicas espaldas, como quitan yuntas a los bueyes. Terra do conxuros, donde peligrosas meigas terapéuticas son a todo fin respetadas, por miedo a su despiadada ira, cuando el arroyador hechizo de la legalidad vigente, acabe por alcanzar los recónditos pueblos de las rías baixas.



Hemos querido acercarnos a la inmensidad de tan preciosa tierra, a lo recóndito de entre sus gentes, para encontrar cuatro ejemplares de común fisioterapeuta galego, uno por provincia, que nos sirviera como inocente visión de su pequeño cosmos, mágico o no. Uno a uno fueron desfilando por nuestra camilla, cual santa campaña , o cual peregrinos a Santiago si de la muerte no quiere hablarse. Han sabido exprimir lo mejor de sus pensamientos y se han enfrentado a la entrevista sin vergüenza ninguna. Así hemos construido esta pequeña radiografía de la situación de la profesión en la comunidad gallega, por ver como sopla este viento aquí o allá, en sus rincones.


¿Y qué hemos encontrado? Un bogavante de padre y muy señor mío... ¡Optimismo y realidad! Fisioterapeutas jóvenes sobre una población envejecida, que ven en ello un buen nicho de trabajo. En Galicia hay salida, mal remunerada y precaria, pero aunque sea, salida en residencias de ancianos y centros de día. La sanidad pública no oferta gran cosa, su acceso es complicado y muchos optan por, finalmente, instalarse por privado formando equipos de trabajo. Otros se marchan al sur. La mayor carga de trabajo parece concentrarse en la zona costera, Pontevedra y A Coruña apetecen más al fisio gallego, a priori. Un reconocimiento escaso a la profesión, con la que tratan de abrirse camino, pero una especie de aceptada resignación con lo que encuentran. Ni frío ni calor, al fin y al cabo.


Para su Colexio de fisioterapeutas casi todo son amables palabras, reconocen la dificultad de maniobra y están conforme con buena parte de su misión. La batalla contra las meigas y curanderos, nos cuentan, es complicada en una terriña que acepta esta figura divina como parte de su cultura, sus raíces son profundas, desesquematizar a los pazos para convertirlos en pacientes. Hacer asumir al más profundo de los celtas, en una palabra, que la modernidad está aquí y que la fisioterapia ha venido para quedarse. Y que a nadie le entre la morriña.

Sin más, mejor que os lo cuenten ellos, los verdaderos protagonistas. Irán apareciendo estos días, cada día uno. Gracias a todos y también, a aquellos que finalmente no aparecieron pero que nos ayudaron a sacar esto adelante.

La Coruña: Manuel Martínez Suárez
Lugo: Patricia
Orense: Elia Cid del Río
Pontevedra: Carlos Alonso






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